En Namibia, los rinocerontes vuelan boca abajo. Y nos nos hemos vuelto locos, solo se está protegiendo a una de sus especies

Unos premios parodia del Premio Nobel han conseguido demostrar cuál es la mejor manera de trasladar rinocerontes por los aires

En Namibia, los rinocerontes vuelan boca abajo. Y nos nos hemos vuelto locos, solo se está protegiendo a una de sus especies
Transportar rinocerontes patas arriba tiene razones científicas
Publicado en Ciencia

Hablar de ciencia es hablar de temas serios y reglados por estrictas normas. Sin embargo, en esta ocasión te queremos hablar de los premios Ig Nobel, que galardonan investigaciones divertidas, pero que, finalmente, nos hace pensar. Hablamos de estudios serios, revisados por pares, y que se toman la ciencia con un cierto sentido del humor. Y es aquí donde tenemos que hablarte de rinocerontes, de vuelos y de la conservación de una de sus especies.

¡Mira! ¡Un rinoceronte volando!

Si echamos un vistazo a los premios Ig Nobel del año 2021, veremos que en la categoría de Premio de Transporte, Robin Radcliffe fue galardonado por el estudio publicado en la revista científica Journal of Wildlife Diseases. Un equipo de la Universidad de Cornell ideó la manera más curiosa de transportar rinocerontes: colgándolos por las patas y elevándolos mediante un helicóptero. Pero, ¿cuál es la razón para este experimento?

Imagen de un rinoceronte en mitad del proceso del transporte mediante helicoptero

Imagen de un rinoceronte en mitad del proceso del transporte mediante helicoptero

Estamos hablando de rinocerontes negros, una especie en peligro de extinción que debe ser trasladada a zonas remotas para evitar ser pasto de los cazadores furtivos. Sin embargo, a veces no es posible llegar en camión a estas áreas, con lo que se decidió probar con una extraña alternativa. Primero se sedaba a los rinocerontes, después se les ataba las patas y se les colgaba boca abajo para ser transportados en helicópteros.

La imagen, tal y como has podido apreciar, no tiene desperdicio, pero tiene una razón de ser. Según afirma Robin Radcliffe en el comunicado publicado en la página web de la Universidad de Cornell, los rinocerontes "tienen una cabeza tan grande que, cuando cuelgan del revés, les estira el cuello y les abre las vías respiratorias". Además, la columna se les alinea, con lo que se resuelven dos problemas colgándolos como jamones en una tasca centenaria.

Puede que los premios Ig Nobel sean una parodia de los verdaderos Nobel, pero no estamos ante una burla, sino ante una manera diferente de premiar investigaciones que se salen de lo convencional y que, aunque no cambian el mundo para siempre, sí son capaces de sacarnos una sonrisa. Además, pueden acercar a sus ganadores al gran premio final. El caso más claro es el del científico ruso Andre Geim, que ganó un premio Ig Nobel por hacer levitar a una rana con imanes, ganando, años después, el Premio Nobel de Física por el descubrimiento del grafeno.

Es por ello que la próxima vez que escuches hablar acerca de una investigación poco ortodoxa, quizás estés leyendo el paso previo al premio Ig Nobel, un certamen que nos demuestra que la ciencia y el humor no tienen por qué estar reñidos. Además, también nos invita a descubrir la ciencia desde un ángulo inesperado, tanto como ese rinoceronte colgado del revés y siendo trasladado a un sitio seguro en Namibia.

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