Estos son los "químicos eternos", la contaminación inmortal que más daño le está haciendo al ser humano
¿Qué son las denominadas PFAS y por qué son tan peligrosas? He aquí todas las claves al respecto.
El debate sobre la presencia de contaminación en el mundo está encima de la mesa desde hace décadas. Sin embargo, se ha podido comprobar cómo se ha producido un desarrollo exponencial de los niveles de emisiones contaminantes. De hecho, la apuesta por las energías renovables se ha convertido en una de las prioridades de muchos gobiernos debido a la grave situación a la que se enfrenta el Planeta. Aun así, ¿hay aspectos que pueden quedar fuera de nuestro control? Sin duda alguna, ya no se puede dar marcha atrás en algunas facetas.
El mejor ejemplo de ello nos lo muestran los microplásticos. Uno de los principales problemas de este material es que su degradación puede llevar siglos. De hacho que sea fundamental apostar por opciones biodegradables en muchos productos. Hay algunos elementos químicos que son perjudiciales para la salud del ser humano y de la mayor parte de fauna y flora de todo el mundo. Pese a ello, es casi imposible tener bajo control una serie de sustancias que pueden, a medio plazo, determinar el futuro de enfermedades y otros problemas de salud.
Veamos, por tanto, por qué son conocidos como "químicos eternos", por qué pueden ser fundamentales para hacer crecer el número de especies de animales en peligro de extinción y, por supuesto, hasta qué punto estamos a merced de estos agentes. En la mayor parte de los casos, su concentración tiene un tamaño que solo es posible medirlo en micras o, incluso, unidades de medidas todavía más reducidas. Aun así, son potencialmente peligrosas para nuestro día a día.
Químicos eternos, un problema invisible que no es posible eliminar del todo
El nombre técnico de los elementos químicos a que nos estamos refiriendo se denominan sustancias alquílicas perfluoradas y polifluoradas (PFAS por sus siglas en inglés). La principal característica que comparten es su dificultad de degradación. Esto hace que siempre estén pululando en el ambiente. Se trata de un problema que no para de crecer debido a la interacción de este tipo de sustancias con el ser humano. Los químicos eternos tienen la peculiaridad de que es muy difícil su eliminación completa.
Y bien, ¿por qué este problema se ha popularizado a lo largo de las últimas décadas? El problema está directamente relacionado con la huella del ser humano en los ecosistemas. La mayor parte de estas conflictivas sustancias derivan de los envases de alimentos desechables de cadenas populares de comida rápida, restaurantes de comida para llevar y supermercados en toda Europa. Es un proceso de descomposición muy lento. Ahora es el momento en el que se están produciendo los análisis que están sirviendo para entender la magnitud del problema.
Es cierto que están llevándose a cabo increíbles acciones relacionadas con el reciclaje y cambios en nuestras costumbres, pero una gran parte del daño no tiene vuelta atrás. Y te preguntarás, ¿por qué es tan peligroso el problema? Se ha podido comprobar cómo en el organismo de muchas personas hay pequeñísimos restos de las conocidas como PFAS. Tanto en la sangre con la leche materna, se ha descubierto la presencia de estos agentes químicos perjudiciales.
Uno de los puertos de acceso de estas sustancias en nuestros cuerpos es el agua potable. La contaminación de embalses es algo común debido a que las PFAS pueden ser capaces de ser movidas por la acción del viento. Las plantas de tratamiento del agua no son capaces de eliminar restos que han alcanzado un tamaño muy reducido, por lo que terminan, en ocasiones, siendo tomadas por personas y animales. Se trata, por tanto, de un problema que conviene no agravar con el objetivo de evitar potenciales enfermedades que afecten seriamente a la salud.