Hackeando el cerebro: una investigación descubre el ingrediente secreto para 'reaprender' la coordinación

Poder conseguir una mejor motricidad es parte de un novedoso estudio.

Hackeando el cerebro: una investigación descubre el ingrediente secreto para 'reaprender' la coordinación
Mejorar la capacidad de aprendizaje del cerebro es posible.
Publicado en Ciencia

En pleno siglo XXI, continuamos teniendo en el interior de nuestro cuerpo un órgano del que no conocemos todos sus secretos. El cerebro contiene algunos misterios aún por resolver, aunque sabemos, por ejemplo, que existen diferentes estructuras en su interior y conexiones, como serían el caso de las neuronas espejo. Algunos hongos son capaces de controlar el cerebro de ciertos insectos, pero hoy queremos hablarte de algo mucho más positivo. Tiene que ver con el aprendizaje motor y el aire que respiramos.

El oxígeno puede ser la clave para mejorar el sistema motor de nuestro organismo

Un reciente estudio, publicado en la revista Frontiers in Neuroscience, nos acerca a un tratamiento realizado en personas jóvenes, pero que parece tener implicaciones muy positivas en aquellos individuos de avanzada edad o que han sufrido cualquier tipo de complicación cerebral. Las capacidades motoras van menguando con el paso de los años y en algunas ocasiones hay que volver a aprenderlas, en acciones tan sencillas como agarrar un tenedor o atarse los cordones.

Nuestro cerebro está repleto de neuronas y es por ello que estamos ante el órgano que más energía necesita para funcionar, lo que se traduce en necesidad de glucosa y oxígeno. Si estamos en reposo, éste consumirá entre el 20% y el 30% de nuestra energía, con lo que la investigación se antoja interesante en aquellas situaciones en las que no funciona correctamente. De hecho, existen cámaras que permiten tener un aporte extra de oxígeno, como tratamiento médico.

Los científicos de la Universidad Alemana de la Salud y el Deporte, en Berlín, han utilizado como conejillos de indias a 40 jóvenes de 21 años, a los que dividieron en dos grupos: uno recibió oxígeno en una concentración del 100%, mientras que el otro utilizó aire medicinal, con un 21% de oxígeno.

Los participantes del estudio tenían que desempeñar tareas como dibujar líneas en una tablet, para comprobar la rapidez de respuesta entre la vista y la coordinación motora. Aquellos que recibieron la máxima concentración de oxígeno realizaron sus tareas de manera más precisa y en menos tiempo, además de adaptarse mejor a los cambios de recorrido y de puntero.

Por el momento, el estudio se centra en el comportamiento más que en lo que sucede en el interior del cerebro, algo que tendrá que ser atajado para poder utilizar la investigación en futuros tratamientos, por ejemplo, de personas afectadas por un ictus. Marc Dalecki, uno de los autores del estudio, afirma que:

Nuestro plan futuro es investigar si este tratamiento puede mejorar los procesos de recuperación motora que siguen a un trauma cerebral. Dado que ha funcionado en cerebros jóvenes y sanos, esperamos que sus efectos puedan ser incluso mayores en impedidos neurológicamente, en aquellos cerebros más vulnerables.

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