Han creado unas "bolas de fuego" y no son para ningún ataque: el motivo es del todo científico
Un experimento inédito en el acelerador de Ginebra logra imitar chorros de plasma de galaxias activas y nos arroja luz sobre algunas curiosas características del universo
Un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Oxford, ha conseguido recrear en un laboratorio lo que ha denominado como bolas de fuego. Estos elementos serían parecidos a los chorros de plasma que expulsan los agujeros negros supermasivos de las galaxias activas, también conocidas como blázares. Y lo mejor es que este experimento podría resolver un enigma que lleva años desconcertando a los astrofísicos: ¿por qué desaparecen ciertos rayos gamma cuando viajan por el espacio intergaláctico?
Un misterio cósmico resuelto con bolas de fuego
Empezamos aclarando que son esos blázares. Estamos hablando de galaxias con un agujero negro central que lanza potentes chorros de partículas casi a la velocidad de la luz. Estas emisiones producen rayos gamma de alta energía, que al chocar con la débil luz de fondo del cosmos deberían transformarse en otras partículas y, después, generar nuevos rayos gamma de menor energía. Sin embargo, esos rayos secundarios, que los telescopios espaciales deberían detectar, no aparecen por ningún lado.
Hasta el momento, existían dos teorías principales. Una sugiere que campos magnéticos extremadamente débiles en el espacio entre galaxias desvían esos rayos fuera de nuestro campo de visión y la otra apunta a que el propio haz de partículas se vuelve inestable al atravesar el plasma intergaláctico, disipando su energía. Para comprobarlo, el equipo de la Universidad de Oxford, en un reciente artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences después de pasar por el repositorio arXiv, ha llevado a cabo un estudio en colaboración con el laboratorio británico STFC y el CERN.

Simulación de un haz inicialmente uniforme de electrones y positrones que interactúa con un plasma
El experimento, llevado a cabo en el Super Proton Synchrotron, uno de los grandes aceleradores de partículas del CERN, consiguió generar haces de electrones y positrones y los hizo pasar por un tubo de plasma de un metro, simulando en miniatura lo que ocurre a escala cósmica. El resultado fue sorprendente. El haz permaneció estable, sin señales de turbulencia ni campos magnéticos autoinducidos.
Esto, según la información publicada en la página web de la Universidad de Oxford, descartaría la hipótesis de la inestabilidad del plasma y refuerza la idea de que el espacio intergaláctico contiene un débil campo magnético, que procede de los inicios del propio Universo. Gianluca Gregori, líder del estudio, afirma que:
Nuestro estudio demuestra cómo los experimentos de laboratorio pueden ayudar a cerrar la brecha entre la teoría y la observación, mejorando nuestra comprensión de los objetos astrofísicos desde telescopios terrestres y satelitales. También destaca la importancia de la colaboración entre instalaciones experimentales de todo el mundo, especialmente para abrir nuevos caminos en el acceso a regímenes físicos cada vez más extremos.
Evidentemente, cuando se obtiene una respuesta, una nueva duda surge. En este caso, los científicos se preguntan, dado que el Universo primitivo parecer ser tan uniforme, de dónde surgieron esos campos magnéticos iniciales. Las sospechas apuntan a procesos físicos aún desconocidos, quizá más allá del modelo estándar de la física. Por suerte, el futuro Observatorio de Rayos Gamma CTAO, en construcción en La Palma y Chile, podría aportar las pruebas definitivas.