La temporada de tormentas en Estados Unidos está a punto de llegar y los recortes de Donald Trump disminuyen los preparativos
Cinco exdirectores del Servicio Meteorológico Nacional declaran que "recortar en predicción es poner vidas en juego"

Estamos a las puertas de una nueva temporada de huracanes en el Atlántico, con previsiones que apuntan a un ciclo bastante activo. Sin embargo, debido a los recortes que se aproximan para la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, conocida como NOAA, el augurio no es nada halagüeño. El año pasado fue el que tuvo los pronósticos más certeros del Centro Nacional de Huracanes, algo que, quizás, no se repita este año por la falta de inversión pública.
Recortes en el NOAA: las próximas tormentas en Estados Unidos estarán menos vigiladas
Desde la década de 1990, la precisión en el seguimiento de las trayectorias de importantes fenómenos naturales extremos, como ciclones tropicales, ha mejorado en torno al 75%. Hoy, un pronóstico a tres días es tan fiable como una a 24 horas en 2002, según la información publicada en The Conversation. Ese margen es el que puede salvar vidas, pero, por desgracia, la falta de medios que se prevé podrían dejar al país americano en una cruel incertidumbre.
Este es un problema grave, dado que se están recortando recursos en los tres grandes pilares de la predicción meteorológica. Por una parte, en el seguimiento de los vientos en el interior del continente, a través de globos meteorológicos. La administración Trump ha cerrado doce centros de lanzamiento desde principios de año, poniendo en peligro las futuras previsiones.
Estos globos transportan radiosondas, pequeños dispositivos que alcanzan los 36 kilómetros de altura y que registran la temperatura, la humedad, la presión y el viento. Todos esos datos nutren a los modelos numéricos, que son con los que se calculan las trayectorias de los huracanes. Sin estas trayectorias, el margen de error crece exponencialmente.
En segundo lugar, los aviones que atraviesan ciclones para obtener datos en tiempo real, los conocidos como Hurricane Hunters, también han sufrido los estragos de la administración de Donald Trump. Dos de los diez directores de vuelo de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica fueron despedidos, con lo que a menos personal, menos vuelos y menos precisión en los pronósticos.
El tercer frente es el espacial. Los satélites aportan su especial visión de los ciclones, pero su tecnología también está amenazada. Se ha eliminado financiación para el desarrollo de software capaz de analizar tormentas, además de desaparecer la inversión en nuevos aviones y sensores para satélites.
Si ya con buenos modelos, los huracanes Helene y Milton, de 2024, demostraron que los daños pueden ser colosales, imagínate lo que puede suceder con muchos menos medios. En palabras de cinco exdirectores del Servicio Meteorológico Nacional: "recortar en predicción es poner vidas en juego". Y es que basta con un huracán fuera de control, para sembrar el caos en cualquier región del planeta.