La vez que cayó un satélite y tuvo la víctima más inesperada: una vaca
El 30 de noviembre de 1960 los restos espaciales de un satélite estadounidense acabaron con la vida de una vaca cubana

A finales de 1950 y principios de 1960 la carrera espacial entre la URSS y Estados Unidos estaba en auge. El país norteamericano se esmeraba en lanzar satélites a la órbita terrestre, aunque no todos los lanzamientos salían como se esperaba. El 30 de noviembre de 1960, el cohete Thor DM-21 que transportaba un satélite implosionó en el aire destruyendo el dispositivo que transportaba.
Esta historia podría haber quedado como una mera anécdota muy costosa de la historia espacial, pero no fue así. Ese día, cuando en Cabo Cañaveral todos los científicos y responsables del programa cotejaban los datos, el cohete se activó y fue lanzado en dirección a la estratosfera.
El satélite que transportaba Thor DM-21 acabó con la vida de la vaca Rufina
El cohete Thor DM-21 tenía una composición automática mecánica realizada por temporizadores. Es decir, una vez ascendía, el cohete estaba preparado para ir desprendiéndose de las capas inferiores cada un periodo de tiempo determinado por los ingenieros. Así fue cogiendo altura gradualmente.
No obstante, los problemas surgieron muy poco después, cuando el Thor DM-21 empezó a tener un funcionamiento errático que desvió su trayectoria original. Volando desde Florida, el artefacto sobrevolaba la isla de Cuba, donde apenas un año antes había triunfado la revolución llevada a cabo por Fidel Castro y sus barbudos.
Cuando parecía que nada podía ir peor, el cohete estalló en la atmósfera precipitándose de inmediato hacia el vacío. Los escombros producidos no cayeron al mar, sino que por azares de la vida empezaron a aterrizar en la provincia de Oriente de Cuba, al noroeste de la base militar estadounidense de Guantánamo.
Así fue como en poco tiempo, las granjas y campos cubanos fueron rociados por trozos de diferente tamaño provenientes de la explosión del Thor DM-21. Entre la innumerable cantidad de trozos, uno de ellos golpeó a una vaca que pastaba en una pradera acabando con su vida al instante.
Estados Unidos tuvo que pagar 2 millones de dólares por la vaca muerta
Aquí podría acabarse la historia, son cosas que pasan. Pero no fue así, de hecho, después de la muerte de la vaca el gobierno revolucionario cubano, ya muy enfrentado a Estados Unidos, envió una protesta formar al gobierno dirigido por el presidente Eisenhower, y que fue responsable de la creación de la NASA en 1958.
Fidel Castro y las autoridades cubanas creyeron que la explosión y el inesperado “bombardeo” había sido premeditado. Los campesinos dueños de la vaca incluso organizaron una manifestación de protesta delante de la embajada norteamericana donde en un cartel pegado a una vaca se podía leer “Eisenhower asesinaste a mis hermanas”.
Al final, y en un giro de guion que casi parece sacado de una película de Berlanga, Estados Unidos pagó 2 millones de dólares en compensación por el asunto. Mucho dinero para una vaca, pero en realidad dicen las malas lenguas que fue por haber violado el espacio aéreo cubano.
La historia tiene bemoles, ya que la muerte de Rufina, que así se llamaba la vaca víctima del satélite que transportaba Thor DM-21, casi provoca una crisis diplomática. Hoy, en la actualidad, continúa siendo la única víctima reportada causada por la caída de un satélite. Esperemos que siga siendo así.