La Vía Láctea y Andrómeda están a punto de chocar. Va a ser el encuentro espacial más épico de la historia

El futuro de la Vía Láctea parece estar en el aire, pero no tiene por qué ser su final

La Vía Láctea y Andrómeda están a punto de chocar. Va a ser el encuentro espacial más épico de la historia
Una colisión cósmica no tendría por qué ser el destino de la Vía Láctea y Andrómeda
Publicado en Ciencia

Durante más de un siglo, la ciencia ha anticipado el mismo destino para nuestra galaxia: una colisión con Andrómeda, la gran vecina cósmica que se aproxima hacia nosotros. Este choque, que según los astrónomos podría suceder en unos 5.000 millones de años, ha sido un interesante punto de partida en cientos de documentales, libros y, en general, entre los más afamados divulgadores científicos. Sin embargo, una nueva investigación sugiere que el futuro de la Vía Láctea no es tan inminente ni tan seguro como se pensaba.

Replanteando una colisión galáctica anunciada

El destino final de la Vía Láctea y Andrómeda está basado en observaciones de más de 100 años. Astrónomos descubrieron que Andrómeda se mueve hacia nuestra galaxia, gracias a la medición de su velocidad radial, es decir, gracias al movimiento a lo largo de nuestra línea de visión. Este fenómeno se detecta mediante el desplazamiento Doppler de la luz emitida por la galaxia, una señal que permite estimar su acercamiento.

Sin embargo, las galaxias no solo se mueven en línea recta hacia o desde nosotros, sino que también se desplazan lateralmente a través del cielo, un movimiento conocido como velocidad transversal. Este tipo de movimiento es difícil de medir, especialmente cuando las distancias son astronómicas, como ocurre con Andrómeda, situada a más de 2,5 millones de años luz de distancia.

Durante años, los estudios previos asumieron que el movimiento lateral de Andrómeda era pequeño, lo que reforzaba la idea de una colisión casi segura. No obstante, el estudio publicado en la revista científica Nature Astronomy, volvió a revisar las anteriores observaciones y amplió el alcance de las posibilidades. Para ello, se utilizaron simulaciones con diversas variaciones en las condiciones iniciales, descubriendo un panorama mucho más amplio de posibilidades.

Esta investigación incorporó un dato que no se había tenido en cuenta anteriormente: la influencia gravitacional de dos galaxias vecinas conocidas como la Gran Nube de Magallanes y M33. La gravedad de estas galaxias ejerce tirones sobre las trayectorias de la Vía Láctea y Andrómeda, alterando su destino. De hecho, el efecto de la Nube de Magallanes parece alejar a la Vía Láctea de Andrómeda, reduciendo las probabilidades de una colisión, mientras que M33 aumenta las posibilidades de colisión.

Eso sí, aunque una fusión de la Vía Láctea y Andrómeda pudiera parecer catastrófica, la realidad es menos dramática de lo que se podría pensar. A pesar de la gran cantidad de estrellas que contienen ambas galaxias, las distancias entre ellas son tan enormes que las colisiones directas entre estrellas son extremadamente raras. Lo más probable es que ambas galaxias se fusionen lentamente, formando una única galaxia más grande, posiblemente de tipo elíptico.

Si, por el contrario, no se fusionan, podrían quedar atrapadas en una órbita mutua, manteniendo una danza cósmica eterna, pero sin llegar a tocarse nunca. Por ahora, el mayor factor de incertidumbre sigue siendo la velocidad transversal de Andrómeda. Cambios mínimos en este parámetro podrían inclinar la balanza hacia una colisión o, por el contrario, hacia una cercanía sin impacto.

Con el tiempo, nuevas observaciones y mediciones podrían aclarar esta incógnita y ofrecernos una visión más precisa del futuro cósmico de ambas galaxias. Este estudio, de esta manera, no solo muestra cómo nuestro entendimiento del cosmos sigue evolucionando, sino que resalta lo lejos que aún estamos de conocer todos los detalles de nuestro propio vecindario galáctico.

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