La IA ya trabaja de astrónomo, y uno de los mejores: acaba de descubrir una explosión espacial inesperada
Una erupción de rayos X ha sido detectada gracias a la tecnología en un conjunto de datos acumulados de dos décadas

Steven Dillmann, ingeniero computacional y matemático de la Universidad de Stanford, es uno de líderes en la investigación de la que te hablaremos a continuación y que ha permitido toparse una erupción de rayos X en el lugar menos esperado del cosmos. Steven compara el hallazgo con un descubrimiento cotidiano con el que podemos sentirnos identificados:
¿Algunas vez has estado ojeando un antiguo álbum de fotos y, de repente, has encontrado algo dascinante oculto en el fondo de una fotografía, en lo que nadie había reparado antes? Ahora, imagina descubrirlo a una escala cósmica.
Inteligencia artificial para leer datos de dos décadas de extensión
Gracias al artículo publicado en la revista científica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, hemos podido adentrarnos en un descubrimiento sorprendente: una erupción de rayos X cuyo origen podría estar en la galaxia conocida como Gran Nube de Magallanes. Sin embargo, tampoco se descarta que estemos ante la llamarada de un magnetar, un tipo de estrella de neutrones con un campo magnético extremadamente fuerte, o de algo desconocido para la ciencia.
Lo interesante del descubrimiento, en parte, es cómo se ha producido. Los investigadores, según las declaraciones publicadas en el medio SciTechDaily, aseguran que han utilizado "un novedoso enfoque de machine learning" para explorar 20 años de datos recopilados por el Observatorio de rayos X Chandra de la NASA. Lo que descubrieron fue una ráfaga de rayos X procedente de fuera de la Vía Láctea.
Dicha ráfaga se remonta a mayo de 2020, cuando apareció y desapareció en cuestión de segundos. Dado que en ese momento quedó inadvertida, parece que acabó siendo enterrada en una pila de datos que se han ido acumulando entre las observaciones de Chandra. Ahora, gracias al machine learning, esa ráfaga apodada XRT 200515 ha salido a la luz y, además, se sabe que su impacto energético inicial fue de 10 segundos, a diferencia de otras similares, que suelen extenderse durante minutos u horas. Más tarde, parece que se produjo un resplandor que sí duró algunos minutos.
Sin embargo, la verdadera noticia no es la propia ráfaga o la manera en que ha sido descubierta, sino su origen, que por el momento parece ser todo un misterio. La principal teoría que se maneja es que estemos ante una ráfaga de rayos X procedente de la galaxia Gran Nube de Magallanes. En su interior, una estrella orbita lo que se conoce como una estrella de neutrones. Es posible que la ráfaga proceda del gas que es arrancado por la estrella de neutrones y que desencadena una explosión termonuclear.
Por otro lado, también se cree que la ráfaga podría ser la llamarada de un magnetar, capaces de emitir algunos de los eventos más energéticos del universo. En este caso, estaríamos hablando de la ráfaga de rayos X más poderosa jamás lanzada por un magnetar. Por último, también se piensa que la ráfaga podría formar parte de un tipo de explosión aún desconocida. Para los investigadores, el descubrimiento:
Demuestra el valor del uso de la inteligencia artificial para descubrimientos científicos en los archivos de datos astronómicos. Podría haber incontables descubrimientos esperando a ser hallados en observaciones que ya hemos hecho.