Los monstruos existían hace millones de años en Estados Unidos: este reptil marino gigante es la prueba de ello
El sorprendente hallazgo de un diente en un río de Estados Unidos confirma que el mosasaurio, un temible depredador marino de 11 metros, también conquistó las aguas dulces del Cretácico antes de su gran extinción
Hacia el final del Cretácico, hace unos 66 millones de años, el continente norteamericano era un entorno en plena transformación. La enorme masa de agua que lo dividía, conocida como el Mar Interior Occidental, iniciaba un lento pero imparable retroceso. Este mar interior se fue convirtiendo poco a poco en un vasto sistema de agua dulce, lo que supuso un desafío monumental para la fauna que dependía de sus aguas saladas: adaptarse o desaparecer.
De hecho, un reciente hallazgo en Dakota del Norte (Estados Unidos) ha aportado una prueba fascinante de estas adaptaciones forzosas. Allí, junto a la mandíbula de un crocodiliano y el diente de un Tiranosaurio rex, ha aparecido un único fósil dental que perteneció a un depredador de once metros de longitud. Este descubrimiento permite dibujar la estampa de un ecosistema fluvial tan complejo como peligroso en los últimos compases de la era de los dinosaurios. Los hallazgos paleontológicos a menudo ocurren en los lugares más inesperados, como demuestra el reciente caso de un hueso de dinosaurio encontrado en el aparcamiento de un museo.
Un gigante marino forzado a conquistar los ríos
Sin embargo, lo que ha puesto patas arriba a la comunidad paleontológica es la identidad del dueño del diente: un mosasaurio prognatodontino. Se trata de un reptil marino del que se tenía la absoluta certeza de que habitaba exclusivamente en los océanos. La confirmación ha llegado a través de un análisis de isótopos practicado sobre el esmalte, una prueba irrefutable que, según detalla el medio Interesting Engineering, demuestra que el animal vivió de forma permanente en un entorno fluvial.
Por tanto, este descubrimiento redefine por completo la imagen que se tenía de estos gigantes marinos. Lejos de ser criaturas limitadas a un único hábitat, la existencia de un mosasaurio de río demuestra una extraordinaria capacidad de adaptación y una resiliencia evolutiva que hasta ahora se desconocía. Consiguieron abandonar el océano para colonizar con éxito un nicho ecológico completamente nuevo.
Asimismo, esta nueva pieza del puzle paleontológico ofrece una ventana inédita a la biodiversidad y el comportamiento de la megafauna justo antes de la gran extinción. El hecho de que un depredador de su envergadura lograra prosperar en los ríos del continente plantea nuevas preguntas sobre la complejidad de unos ecosistemas que se encontraban en el umbral de su desaparición.