Los paleontólogos descubren en Brasil un antiguo ancestro de los cocodrilos: es incluso anterior a los dinosaurios
El descubrimiento de un reptil acorazado de 240 millones de años ayuda a reconstruir la vida en el supercontinente Pangea y la conexión perdida entre Sudamérica y África
Imagina a un animal anterior a los dinosaurios, con el cuerpo cubierto de placas óseas, con una dentadura curvada diseñada para agarrar sin soltar y tan veloz que hoy podría asemejarse más a un felino que a un reptil primitivo. Así era el Tainrakuasuchus bellator, un nuevo depredador descubierto en el sur de Brasil, que data de hace 240 millones de años y que ha ayudado a reconstruir los lazos biológicos entre los continentes actuales cuando aún formaban parte de Pangea.
Un reptil acorazado de 240 millones de años
El hallazgo, publicado en la revista científica Journal of Systematic Palaeontology, ha sido llevado a cabo por científicos de la Universidad Federal de Santa Maria y describe a un animal de unos 2,4 metros de longitud y alrededor de 60 kilogramos de peso. No era el más gigante de su ecosistema, ya que compartía territorio con bestias que llegaban a los siete metros, pero sí un excelso cazador capaz de atacar con gran precisión. Tenía un cuello largo y sus movimientos rápidos le permitían tender emboscadas a sus presas antes de atraparlas con sus dientes curvados, perfectos para hacer picadillo a sus presas.
Rodrigo Temp Müller es el autor principal de un estudio en el que se subraya la versatilidad del linaje al que pertenece esta especie. Hablamos de los pseudosuquios, unos de los primeros parientes de los cocodrilos. Los restos analizados aparecieron en mayo de 2025 durante una excavación en Dona Francisca, en el estado brasileño de Río Grande del Sur. Entre ellos se encontraron fragmentos de mandíbula, vértebras y parte de la cintura pélvica. Una vez llevados al laboratorio surgió la forma de un reptil acorazado con esas placas óseas que hoy todavía conservan los cocodrilos. Y aunque no se preservaron las extremidades, los investigadores sostienen que caminaban a cuatro patas.

Recreación del Tainrakuasuchus bellator
Quizás, para una persona no experta, el Tainrakuasuchus bellator puede recordar a un dinosaurio, pero su anatomía no deja lugar a la duda. La estructura de la pelvis y de la articulación del fémur es distinta, lo que supone una pista clara de que este depredador iba por otro lado en el camino evolutivo. El nombre del animal, por cierto, es un homenaje doble. Tainrakuasuchus combina palabras guaraníes que aluden a sus dientes afilados, mientras que bellator, que significa guerrero en latín, rinde homenaje a la resistencia de la población de Río Grande del Sur tras las recientes inundaciones.
Pero, ¿qué hay de la parte geográfica del hallazgo? Este fósil brasileño muestra vínculos con especies halladas en Tanzania, con lo que inmediatamente nuestra mente se va al antiguo supercontinente de Pangea, cuando Sudamérica y África estaban unidas y los animales caminaban libremente entre ellas. Si pensabas que antes de los dinosaurios no existían animales de gran tamaño, este es el ejemplo perfecto para desmitificar esa afirmación.
De hecho, nuestro planeta ya contaba con complejos ecosistemas y con depredadores de distintos tamaños. Esta investigación, por tanto, amplía la visión que teníamos sobre la Tierra más remota y que, poco a poco, va dejando de ser un misterio. Esta es una ventana a un tiempo en el que los futuros cocodrilos daban los primeros pasos en su evolución, mientras que los dinosaurios aún no habían salido en la fotografía.