¿SpaceX al borde del colapso? Lo que ocurriría si Donald Trump cancela sus contratos con la NASA
La empresa de Elon Musk se ha convertido en el gran pilar de la NASA y el Departamento de Defensa de Estados Unidos
En 2006, una pequeña y desconocida empresa llamada Space Exploration Technologies Corporation, que ahora conoces como SpaceX, firmó un contrato con la NASA para transportar carga y suministros hacia la Estación Espacial Internacional. En ese momento, SpaceX no había lanzado nada al espacio y no lo lograría hasta dos años después con su cohete Falcon 1. Sin embargo, lo que comenzó como una pequeña apuesta se ha transformado en un elemento crucial en la carrera espacial estadounidense, tanto en el ámbito civil como militar.
El fino equilibrio del imperio espacial de SpaceX
Desde su primer lanzamiento exitoso en 2010, con el Falcon 9, SpaceX ha evolucionado de ser una propuesta esperanzadora a dominar el sector aeroespacial. Para 2012, el Falcon 9 ya estaba entregando suministros a la Estación Espacial Internacional, gracias al apoyo financiero de la NASA. El prestigio obtenido permitió a SpaceX atraer a otros clientes para lanzar satélites, revolucionando la industria con precios mucho más bajos que sus competidores. SpaceX se convirtió, de esta manera, en la "aerolínea de bajo coste" de los cohetes, ofreciendo lanzamientos a precios competitivos y accesibles.
Durante la administración Obama, SpaceX no solo mantuvo su posición, sino que logró otro hito con un contrato para llevar astronautas a la EEI. La primera misión tripulada llegó en mayo de 2020, durante el primer mandato del presidente Donald Trump, un hito que representó un cambio radical en el panorama espacial estadounidense. El entonces presidente elogió este avance en una intervención en el Centro Espacial Kennedy de Florida, destacando la enorme reducción de costes frente a los antiguos transbordadores espaciales.
En este contexto, SpaceX ha conseguido imponerse mientras otros competidores se quedan atrás. En la actualidad, la dependencia del gobierno federal hacia SpaceX es enorme, ya que la compañía ha logrado convertirse en el único proveedor confiable para una gama de misiones vitales. Si SpaceX dejara de operar, el futuro de la NASA y, por extensión, el de la exploración espacial de Estados Unidos, sería incierto.
SpaceX no solo es la única opción confiable de la NASA para transportar carga y astronautas hacia la Estación Espacial Internacional, sino que también está a cargo de una parte crucial de los planes para el futuro cercano. Si SpaceX cesara operaciones, la estación espacial se quedaría sin una forma viable de enviar astronautas y suministros. Aunque otras empresas como Boeing están trabajando en alternativas, su progreso es lento. El Starliner de Boeing aún no ha terminado de resolver ciertos problemas de sus misiones de prueba más recientes y no se espera un lanzamiento antes del próximo año.
Además, SpaceX tiene contratos vitales para misiones científicas, como el envío del dron nuclear Dragonfly a Titán, la luna de Saturno. Si el futuro de SpaceX estuviera en duda, también lo estarían muchos de estos ambiciosos proyectos. La reciente promesa de la empresa de Elon Musk de ofrecer una versión mejorada del cohete Starship para llevar astronautas a la Luna, en el marco del programa Artemis, también pone en riesgo los planes de NASA para los próximos años. Sin SpaceX, la meta de aterrizar en la superficie lunar sería prácticamente inviable.
Bethany Stevens, secretaria de prensa de la NASA, aseguró en una reciente publicación en X que "la NASA seguirá implementando la visión del presidente para el futuro del espacio. Seguiremos trabajando con nuestros socios de la industria para garantizar que se cumplan los objetivos del presidente en materia espacial". Es por ello que, quizás, empresas como Blue Origin y United Launch Alliance ya están atentas para poder aprovechar una oportunidad única de desbancar a SpaceX de su actual trono aeroespacial.
