Un escáner cerebral cuántico buscará daños internos en los soldados: las heridas de guerra podrían cambiar para siempre
Las heridas de guerra son de muchos tipos y formas y todas ellas son peligrosas porque afectan de forma distinta al cuerpo humano. Ahora hay una nueva forma de comprobar algunas de las más graves: las cerebrales
Las heridas de guerra no siempre son visibles. Más allá de las cicatrices físicas, existe un enemigo silencioso que acecha a los soldados en el campo de batalla: el daño cerebral provocado por las ondas expansivas de las explosiones. Se trata de un deterioro neurológico que a menudo pasa desapercibido en un primer momento, pero cuyas secuelas pueden manifestarse a largo plazo con efectos devastadores. Identificar este daño cerebral silente de forma inmediata ha sido, hasta ahora, un reto mayúsculo para la medicina militar.
Para combatir esta amenaza, el Ministerio de Defensa del Reino Unido ha puesto en marcha una iniciativa de gran envergadura. El objetivo es desarrollar el primer escáner cerebral portátil del mundo, una herramienta capaz de diagnosticar a las tropas sobre el terreno, apenas unos minutos después de un incidente. Este avance supondría un cambio de paradigma, al proporcionar una capacidad de diagnóstico inmediato que hoy por hoy resulta inalcanzable fuera de un centro hospitalario especializado.
De hecho, la clave de este proyecto es la miniaturización de una tecnología extraordinariamente compleja: la magnetoencefalografía (MEG). La empresa Cerca Magnetics, surgida de la Universidad de Nottingham y en colaboración con la de Birmingham, está desarrollando esta innovadora tecnología, bautizada como OPM-MEG según informa el medio Interesting Engineering. El sistema se basa en el uso de sensores cuánticos de última generación, que permiten medir la actividad cerebral con una precisión sin precedentes en un dispositivo que puede ser desplegado en cualquier lugar.
Una tecnología militar con un enorme potencial civil
En este sentido, las aplicaciones de un escáner de estas características trascienden el ámbito militar. Su potencial en la vida civil es inmenso, especialmente en el mundo del deporte. Podría ser una herramienta fundamental para evaluar conmociones cerebrales en atletas de élite de forma instantánea, mejorando los protocolos de seguridad. Del mismo modo, sería de gran utilidad para los servicios de emergencia en accidentes de tráfico o para monitorizar a pacientes con enfermedades neurológicas como la demencia o la epilepsia.
Asimismo, la recopilación masiva de datos biométricos en el campo de batalla persigue un fin que va más allá del diagnóstico. La información obtenida permitirá a los mandos militares establecer límites de exposición seguros a las detonaciones, un conocimiento crucial para diseñar nuevos equipos de protección y protocolos de entrenamiento que salvaguarden la salud neurológica del personal a largo plazo.
Finalmente, para que este ambicioso proyecto se convierta en una realidad tangible, el gobierno británico ha realizado una inversión considerable. El Ministerio de Defensa ha destinado más de tres millones de libras a su desarrollo, fijando como fecha límite para que el escáner esté plenamente operativo el 31 de marzo de 2026.