Animal en la carretera: cuándo es mejor frenar, girar o atropellar

¿Es mejor frenar o esquivar?

Animal en la carretera: cuándo es mejor frenar, girar o atropellar
Esquivar parece lo más lógico, pero no siempre se van a dar las condiciones para que nos salga bien la maniobra
Publicado en Motor

A todos se nos ha encogido alguna vez el corazón cuando hemos ido conduciendo por la carretera y hemos visto a un pobre animalito atropellado. Puede ser mala suerte, puede que el conductor fuera excediendo los límites de velocidad, que fuera despistado o que el propio animal estuviera completamente perdido.

Sin embargo, rara vez nos ponemos en la situación contraria. ¿Cómo reaccionaríamos nosotros si apareciera de repente un animal vivo en la carretera? En este artículo, vamos a explorar este tema con el respeto que se merece. Existen una gran multitud de parámetros que influyen a la hora de tomar una decisión con el volante. Una decisión que, dicho sea de paso, tendremos que tomar en cuestión de pocas fracciones de segundo.

Frenar, esquivar o atropellar

señal animal carretera

Estar atento a las señales es clave en este asunto

Independientemente del tamaño del animal, del vehículo que llevemos o del tipo de carretera por el que circulemos, tenemos tres opciones: frenar, hacer una esquiva o directamente seguir de frente y atropellar al animal. Ninguna de estas fórmulas es la mejor. Todo depende del resto de factores.

Frenar

En términos generales, es la respuesta más segura y controlada. Si vemos al animal con cierta distancia de margen, lo ideal es reducir la velocidad y frenar el vehículo. Lo mejor no es dar un frenazo de golpe, sino aplicar fuerza al pedal de forma progresiva, para no bloquear o perder el control del coche por la rápida transferencia de peso. Así, en caso de impacto, los daños serán mucho menores. Por supuesto, si hay margen suficiente, podremos evitar el accidente deteniendo el coche antes de llegar al animal.

Los estudios muestran que la mayoría de las colisiones con animales en las carreteras, ocurren en momentos de baja visibilidad —al amanecer o al anochecer—, y la reacción natural del conductor es disminuir la velocidad. De hecho, numerosos programas de seguridad vial indican que un porcentaje significativo de las colisiones con animales suceden en estas condiciones de poca luz, haciendo del frenado progresivo la opción preferida. O, por lo menos, la menos radical de todas.

Por supuesto, frenar tiene sus limitaciones, y son las siguientes:

  • Condiciones del asfalto: si circulamos bajo lluvia, en zonas heladas o con un firme en malas condiciones —un toque de atención aquí a la DGT, pues son muchas las carreteras convencionales en España que están en condiciones deplorables—, frenar puede que no nos solucione la papeleta. El coche podría derrapar, no terminar de detenerse o, directamente, podríamos perder el control del mismo.
  • Tiempo de reacción del conductor: no tiene los mismos reflejos un conductor de 70 años que un chaval de 20. Al igual que no es lo mismo ver un gato a 50 metros que verte a una vaca a menos de 5. La distancia entre el momento en que se detecta el animal y el punto de detención del vehículo es crucial. Si el animal se detecta demasiado tarde, el impacto puede darse hasta clavando los frenos.
  • Características del vehículo: frena mejor un coche pequeño que un camión. Al igual que va a ser más seguro clavar el freno en un coche con ABS que con uno antiguo que no dispone de esta tecnología antibloqueo.

Esquivar

esquivar animal carretera

Ejemplo en el que la solución más obvia sería esquivar

Existe la creencia de que practicar una esquiva es una maniobra que no puede hacer un conductor normal y corriente. Girar el volante y volver al carril se ve como una hazaña que solo podrían hacer Carlos Sainz o Fernando Alonso. Y no es así, aunque no significa eso que sea la opción correcta en todos los casos.

Un alce, una vaca, un toro, un jabalí… te haces a la idea de las dimensiones de estos animales, ¿cierto? Un golpe contra uno de estos, aunque sea a baja velocidad, puede hacerte mucho daño —no hablemos ya del daño material al vehículo, aquí estamos hablando de salvar la vida de los que vamos dentro—. En ocasiones, hacer una esquiva es la única respuesta correcta en este “examen sorpresa”.

Nos referimos a rodear al animal sin que se produzca la colisión. Al hilo de esto, la maniobra que hay que hacer es lo que se conoce como “maniobra del alce” o Moose Test en inglés. Consiste en ingresar rápidamente al carril contrario, pasar al animal y volver al carril original.

¿Hay que ser piloto profesional para hacer esto? No. ¿Se puede hacer siempre? Tampoco. Mucha gente piensa que un coche normal va a volcar si se hace esto. Y no, no es cierto. Si quieres ver decenas de pruebas, hay un medio español, Km77, que se dedica a subir a YouTube este test de esquiva con prácticamente todos los coches que hay en el mercado.

La esquiva sigue ese procedimiento porque se da por hecho que por el carril contrario puede venir otro vehículo, por lo que se trata de una esquiva doble: hacia la izquierda para esquivar al animal y hacia la derecha inmediatamente para evitar la colisión con cualquier coche que venga a lo lejos por el sentido contrario. Bien ejecutada, hablamos de una maniobra que va a salvar la vida tanto de los pasajeros del coche como del propio animal.

Ahora bien, hay riesgos. Son estos:

Pérdida de control del vehículo

Esquivar implica dar un golpe rápido de volante que puede desestabilizar el vehículo, especialmente a altas velocidades o en superficies resbaladizas. A velocidades de 80 kilómetros por hora como máximo, podríamos decir que la maniobra tiene opciones de salir bien.

A más velocidad, la cosa se nos complica. En una autovía, aunque vayamos a 120, podríamos hacer el cambio de carril sin tener que regresar a la derecha, simplificando la maniobra aunque vayamos más deprisa. Sin embargo, si vamos pasados de velocidad en una carretera convencional, ahí sí que hay posibilidades de perder el control o incluso volcar.

Por cierto, el nombre del medio que hemos mencionado antes no es casualidad. 77 kilómetros por hora es la velocidad a la que un coche debería poder hacer la esquiva sin perder el control.

Colisión con otros vehículos

El remedio puede ser peor que la enfermedad. De nada sirve esquivar al animal si luego vamos a irnos directos a un choque frontal contra un vehículo que viene por el carril contrario.

Por eso, la decisión sobre esquivar o no se tiene que dar con rapidez y con la vista puesta al frente. Hay una vaca en la carretera; un coche viene por el sentido contrario. ¿Da tiempo de hacer la doble maniobra? ¿Sí? Entonces, no te lo pienses. En ocasiones, lo verdaderamente grave de hacer la esquiva es iniciar la maniobra demasiado tarde.

Implicaciones legales y seguros Por último, hacer una esquiva y que te salga mal puede costarte caro. En función de las leyes del sitio en el que te encuentres y de lo que hayas firmado con tu seguro, te pueden señalar. Podría considerarse que un giro excesivo que causa daños graves es una negligencia del conductor.

Atropellar

Llegamos a la opción más desagradable, la que no nos gustaría en absoluto tener que practicar y la que causa más debate por la propia ética del asunto. Atropellar no suele ser una elección deliberada, sino más bien la solución menos mala de todas. La haremos cuando no podamos evitar la colisión frenando, o incluso cuando la esquiva sea totalmente inviable.

Para la gran mayoría de los conductores, atropellar a un animal va a causar un malestar emocional importante, especialmente si se trata de un animal de compañía (un perro, un gato…) o un animal con cierta importancia ecológica, como puede ser un ciervo o no hablemos ya de un lince ibérico.

Pero más allá de la ética, el problema aquí va a ser impactar con un animal grande. Atropellar involuntariamente a un gato o un conejo puede afectar a tu estado de ánimo, pero mucho peor es tener un golpe con un jabalí, un toro, un ciervo o cualquier otro animal voluminoso. Hablamos de un accidente serio en el que se nos van a desplegar los airbags y en el que, desgraciadamente, puede haber consecuencias mortales, especialmente si circulamos en un vehículo poco seguro.

Colisión con animal grande: Cómo actuar

Maticemos un poco más el qué deberíamos hacer en caso de tener un golpe con un animal grande. Si nos ceñimos a las pruebas de choque que realizan organizaciones como EuroNCAP o las propias marcas de los vehículos, la forma más sensata de actuar —además de frenar, claro—, es impactar con el animal de la forma más frontal posible.

A priori, puede parecer poco lógico, pero tiene mucho sentido. Los coches modernos están diseñados precisamente para que puedan absorber toda la energía de choque posible con la parte frontal del coche. Por tanto, un golpe más frontal va a distribuir mucho mejor el golpe que un golpe más lateral, que puede comprometer la integridad del habitáculo y aumentar el riesgo de lesiones graves o fatales. En ocasiones, esquivar, fallar, y acabar impactando, va a ser mucho peor que golpear frontalmente con el obstáculo.

¿Qué decisión habría que tomar en cada caso?

animal carretera decision

La decisión es instintiva, pero tienes que tomarla sin dudar

Todas las opciones que acabamos de presentarte tienen riesgos. Incluso la menos radical de todas, que es frenar, los tiene, pues nos pueden dar un alcance por detrás.

En cualquier caso, frenar es la opción más segura y la que recomiendan las organizaciones y expertos en seguridad vial. Además, muchos vehículos modernos vienen equipados con el frenado automático de emergencia, siendo este ADAS en muchas ocasiones el que va a decidir por nosotros.

Las mismas organizaciones de las que hablamos no suelen considerar la esquiva como la opción más segura. Hay que tener cierta habilidad para hacer la maniobra como es debido, y hay estudios que consideran que una mala esquiva puede desencadenar en accidentes múltiples. Un conductor joven, con un coche seguro y con cierta habilidad al volante, no va a sentir que hacer la esquiva sea algo tan complicado. Sin embargo, es comprensible esta recomendación, pues las personas más mayores o más torpes no van a reaccionar con la misma frialdad y brío.

Por último, arrollar al animal es lo más sensato si no nos da tiempo a frenar —aunque habría que frenar en cualquier caso—, y cuando seamos conscientes de que la esquiva no es en absoluto posible, o no vamos a tener la habilidad de hacerla. Obviamente, atropellar a un animal pequeño no va a tener grandes consecuencias, como sí las puede tener si tenemos el accidente con un animal más voluminoso, o muy pesado.

Cómo estar preparado para una situación así

Se recomienda comprobar y corregir la presión de los neumáticos del coche al menos una vez al mes

Antes de salir a carretera, asegúrate de ir con la presión correcta en las ruedas

Finalizamos con una pequeña lista de tips que te pueden servir para tener tu coche preparado en caso de encontrarte una situación así.

En primer lugar, el mantenimiento es clave. Llevar los neumáticos con una presión no adecuada o gastados, tener mal los frenos o tener la dirección en mal estado pueden ser catastróficos en estos casos.

Usar luces altas también es una prioridad cuando circulas por una carretera con mala visibilidad. Muchos conductores no las usan porque hay que ir poniéndolas y quitándolas cuando aparece un conductor por el carril contrario. Olvídate de eso. Practica los cambios de luces. Poner el haz de luz a 20 metros más de distancia puede ser la clave para que veas un animal a tiempo y te dé tiempo a frenar.

Por último, también es importante conocer las capacidades de uno mismo y de su coche. No vamos a decirte que te vayas por ahí a practicar, pero sí que conviene hacer alguna práctica controlada para saber cómo reaccionas tú mismo y tu vehículo.

Por ejemplo, para medir cómo va a actuar tu coche, puedes practicar una pequeña esquiva a una velocidad de 70 kilómetros por hora en carretera convencional cuando veas un socavón en el suelo —no te va a costar encontrar uno—, a una hora en la que no haya tráfico. Es una velocidad controlada, con poco margen de error y con el que puedes ir entrenando esa memoria muscular, por si algún día tienes que esquivar un animal en la carretera.

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