¿Eliminar incentivos en la compra de un coche eléctrico? Quizás no sea buena idea

Países como Noruega apuestan por desgravar la conducción alternativa e impulsar con subvenciones su compra. ¿Puede el coche del futuro sobrevivir sin este tipo de ayudas públicas? Hong Kong ya nos sirve de modelo para comprobarlo.

¿Eliminar incentivos en la compra de un coche eléctrico? Quizás no sea buena idea
El coche eléctrico actualmente recibe bonificación en España. Peachtree

En plena expansión del coche eléctrico, ¿deberían eliminarse las subvenciones que las Administraciones conceden a consumidores y empresas para adquirir uno? Es importante destacar que el erario público también incentiva la instalación de puntos de acceso a la corriente para recargar las baterías de esta alternativa.

El mercado del coche eléctrico, en la gran mayoría de países, sigue siendo testimonial sobre el conjunto de la automoción. Esto se debe, principalmente, al alto precio del coche eléctrico, sus limitaciones y el precio de la fuente de energía tradicional.

El modelo noruego apuesta por dejar a un lado la combustión interna

Siguiendo las causas del difícil ascenso de la tecnología eléctrica, podemos llegar a la conclusión de que sin ayuda aún parece complicada su estandarización. Un buen ejemplo para demostrar cómo el incentivo fiscal puede contribuir a su expansión se observa en Noruega, modelo que ya tratamos hace unas semanas.

El país nórdico, pese a ser uno de los que tiene un mayor número de reservas petrolíferas y de gas natural, lo cierto es que promociona la motorización eléctrica de la mano de rebajas fiscales y subvenciones públicas. Dicho de otro modo, Noruega utiliza sus 2 instrumentos económicos para proliferar este nuevo concepto de movilidad.

Ahora bien, ¿qué ocurriría si de repente se dejasen en desuso este tipo de medidas proactivas? El mercado del norte de Europa nos ha mostrado una cara de la moneda, pero no sabemos cuál sería el resultado de la contraposición.

El coche eléctrico, el niño mimado de la industria

Nos conviene a todos, bueno, mejor dicho, a casi todos, la estandarización del coche eléctrico. Al no emitir contaminación (esto no quiere decir que su producción no signifique daño medioambiental) se mejora la calidad del aire de los espacios urbanos. Teóricamente, podría formularse el motivo principal para apoyar las ayudas públicas.

Y todo ello tiene una explicación lógica detrás. Pongamos por ejemplo el caso español. Sabiendo que el Ministerio de Sanidad ha contado este año 2017 con más de 4 mil millones de euros de presupuesto, según el BOE, ¿qué cantidad estamos destinando a tratar y curar enfermedades que derivan de la contaminación?

Según anunció la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2012, el diésel contribuye a la formación de cáncer de pulmón en la población. Según El País, desde ese mismo año se colocó como una de las primeras fuentes de peligrosidad de la enfermedad.

Ante esta situación, ¿por qué no creer que las ayudas fiscales podrían reducir la probabilidad de sufrir esta enfermedad? Es importante recalcar que este tipo de tratamientos son, en la mayoría de las ocasiones, muy caros, por lo que podría conseguirse un ahorro en este sentido.

Ahora bien, en términos económicos, ¿están preparados los Estados para eliminar las subvenciones a la compra y mantenimiento del coche alternativa? Para ello, es importante recurrir al ejemplo que mejor puede demostrar si esta política podría ser efectiva a día de hoy.

Hong Kong ha eliminado subvenciones y el resultado asusta

Primero fue Dinamarca y ahora le copia Hong Kong. Tesla, principal fabricante de coches eléctricos, al ver la gran aceptación que tenía el Model S primero, y el Model X después, decidió apostar más aun por el país asiático. Se había convertido en uno de sus principales mercados y, por ello, realizaron nuevas inversiones hasta este año.

En febrero se destapaba el escándalo. Tesla, al igual que cualquier otro fabricante eléctrico, debía pagar importantes impuestos de matriculación, exentos hasta ese momento, tal y como describe Electrek. Tesla, hasta aquel momento, disponía ya más de 7.000 unidades del Model S circulando por el país.

El propio presidente de la compañía, Jon McNeill, acudió al país para hablar con parte de la Administración con el objetivo de hacer, de nuevo, más atractiva la apuesta el coche eléctrico. Sin embargo, volvió de nuevo a Estados Unidos con una respuesta negativa.

Desde entonces, comprar un coche eléctrico de Tesla significa tener que pagar de media unos 43.200 dólares más que en el pasado. Esto equivale a unos 36.800 euros o unos 800 mil pesos mexicanos al cambio actual.

El Tesla Model S o Model X son coches muy caros, pero ello no legitima a la compañía para que el consumidor esté dispuesto a pagar casi un tercio de más cuando hace tan solo unos meses debía pagar únicamente el precio del vehículo.

Las ventas de Tesla se han reducido drásticamente desde entonces

Como es lógico, desde febrero de este año, las ventas de coches eléctricos, y principalmente de Tesla, se han reducido hasta conseguir un nivel residual respecto de los demás países.

Ante esta toma de decisión, ¿puede decirse que se ha cometido una irresponsabilidad en un entorno en el que la contaminación más ha azotado a su población?

Al fin y al cabo, los Gobiernos de los países son los que deciden, en última instancia, qué se debe atender con mayor prioridad.

Para ti
Queremos saber tu opinión. ¡Comenta!