Esta es la verdadera razón por la que no puedes sacarte el carnet de conducir en Baleares. Y nada tiene que ver con los coches
El prohibitivo coste de la vida en las islas está dejando a la DGT sin personal, lo que amenaza con paralizar la obtención de permisos de conducir en todo el archipiélago
En una de las geografías más espectaculares de nuestro país, obtener un carnet de conducir parece que se ha convertido en una prueba de paciencia que trasciende los conocimientos y la pericia al volante. Las Islas Baleares se enfrentan a un problema que nada tiene que ver con la DGT: la incapacidad para retener a sus funcionarios, esenciales para certificar a nuevos conductores. La raíz del problema, según parece, es tan social como económica.
Radiografía a la paradoja balear
La alarma ha saltado en las últimas semanas. El archipiélago, que cuenta con una plantilla de apenas 16 examinadores, se prepara para un éxodo que no tiene precedentes. Joana Ribas, presidenta de la Asociación Balear de Autoescuelas, asegura en una reciente entrevista concedida a Radio Mallorca que "los centros de las Islas estuvieron cerca de cerrar después de encadenar hasta cuatro meses de espera".
La propia Joana Ribas no se corta en dirigir la culpa hacia el gobierno estatal, asegurando que "el problema son los continuos parches del Ministerio del Interior, que no contempla, de momento, ampliar la plantilla de examinadores. En este momento, harían falta unos siete u ocho en Baleares. Una de las soluciones es crear un bolsín para Baleares".
Como respuesta de urgencia, parece que la Dirección General de Tráfico se ha comprometido a retrasar los traslados programados y a enviar relevos, una medida que las autoescuelas califican de "parche". Y es que el problema parece que es de naturaleza estructural. A principios de 2025, la lista de espera para el examen práctico ya acumulaba a más de 7.000 alumnos, algunos forzados a tener que esperar meses. El problema, insisten desde el sector, no se resuelve con soluciones temporales, sino con una ampliación de plantilla que añada a las islas, al menos, siete u ocho examinadores adicionales.
Pero, ¿tan complicado es dar el paso? La respuesta corta es sí. Resulta que el verdadero obstáculo se encuentra en el mercado inmobiliario. Con el incremento del precio de la vivienda por encima del 17%, residir en Baleares se ha vuelto prohibitivo para un funcionario público, que ya es decir. El plus de insularidad, de apenas 80 euros mensuales, resulta una miseria al lado de los más de 400 euros que se embolsan en las Islas Canarias, Ceuta o Melilla.
Este desequilibrio, como podrás imaginar, convierte al archipiélago en un lugar del que los trabajadores huyen en cuanto tienen la oportunidad de pedir un traslado a la península. ¿O no harías tú lo mismo si tuvieses que pagar el metro cuadrado, por ejemplo en Ibiza, a razón de 6.625 euros? Desde luego, parece que el problema va mucho más allá de la DGT, pero resulta perfecto para mostrar cómo nuestro país, oasis de descanso para los turistas, puede ser una losa para muchos trabajadores, aunque sean funcionarios.