Por qué el pedal de embrague está duro y cómo resolverlo
¿El pedal de embrague se ha endurecido? Estas son las típicas causas que provocan este problema

Sabemos que los coches con cambio manual tienen los días contados. Las nuevas normativas ambientales premian la precisión de las cajas automáticas. Eso, sumado a que cada vez son más comunes los coches híbridos, está fomentando un marco en el que los vehículos con palanca van a son ya la opción minoritaria.
Cuando un vehículo con cambio manual está en buen estado, las marchas entran suavemente, sin tener que forzar el pomo. El pedal suele tener un punto de fricción claro, y la velocidad debe engranarse sin ningún tipo de patinada o rascada. Del mismo modo, el pedal del embrague debe tener un tacto normal, ni muy duro, ni muy blando.
Si recientemente has notado que el pedal del embrague de tu coche se ha endurecido, quédate con nosotros. Te vamos a explicar qué puede estar pasando, y cómo deberías solucionar la avería.
- Aceite en mal estado
- Problemas con los cilindros del embrague
- Problemas con el diafragma o cojinete
- Desgaste o rotura del disco del embrague
- Cable dañado o desgastado
Aceite en mal estado

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Los embragues con accionamiento hidráulico utilizan un aceite para poder transmitir el movimiento desde el pedal hasta el plato de presión. Con el tiempo, los kilómetros y la humedad, este aceite ve alterada su viscosidad. Por tanto, al ser más difícil mover el sistema, notaremos que hay que pisar más el pedal para cambiar de marcha.
Mucha gente no cambia jamás el fluido del embrague, lo que puede hacer que los propios bombines del circuito hidráulico tengan que trabajar con más presión.
Solucionar este problema es fácil, aunque engorroso. Hay que utilizar el purgador para retirar el líquido antiguo y rellenar con líquido nuevo, que suele ser DOT 3 o DOT 4. Hay que hacerlo con mucho cuidado porque el líquido es irritante. También puede causar corrosión a los componentes del vano motor. Luego, hay que ir ejerciendo presión al pedal hasta que vuelva a adquirir la dureza habitual.
Si nunca has realizado este procedimiento, pide ayuda a un amigo o familiar que tenga conocimientos de mecánica o lleva el coche a un taller. Sobre el papel parece fácil, pero puede volverse una tarea un tanto desesperante.
Problemas con los cilindros del embrague

Los problemas hidráulicos también se reflejan en un pedal duro
Los embragues que funcionan mediante sistemas hidráulicos utilizan dos bombas distintas para acoplar y desacoplar el embrague. La primera bomba es la que va en el propio pedal del coche. Se le conoce como cilindro maestro. La segunda bomba es el cilindro esclavo, que recibe la presión de la primera bomba y actúa directamente sobre el mecanismo en la caja.
Ambas bombas pueden fallar. Cuando el cilindro maestro falla, lo habitual es que el tacto del pedal sea más blando que de costumbre. Sin embargo, cuando falla el esclavo, sentirás que el pedal se endurece. Básicamente, el sistema no será capaz de convertir adecuadamente la presión hidráulica en fuerza mecánica, lo que hace que el pedal del embrague se sienta más duro de lo normal y puede impedir el funcionamiento correcto de la transmisión.
La solución pasa por cambiar la bomba que falle por una nueva. El proceso puede ser más o menos complicado en función del vehículo que vayamos a operar, pero no es algo apto para principiantes. Para cambiar la bomba principal será necesario llegar hasta el pedal y desmontarlo, así que deja que lo haga un mecánico si no quieres complicarte la vida (no deberías tener que pagar menos de dos horas de mano de obra).
Respecto a la secundaria, puede ser algo más accesible, pero, igualmente, la dificultad de cambiarla depende totalmente del coche. Además, hay que tener especial cuidado a la hora de manipular estos elementos, pues el fluido hidráulico con el que trabajan suele ser el mismo líquido de frenos, que es corrosivo e irrita muchísimo la piel y las mucosas.
Problemas con el diafragma o cojinete

Si las partes móviles tienen problemas para hacer su recorrido, se puede ver reflejado en el pedal
El diafragma forma parte del plato de presión, y es el responsable de hacer la fuerza necesaria para mantener el disco de embrague presionado contra el volante motor, permitiendo así la transmisión de potencia del propulsor hacia la transmisión.
Sabemos por el punto anterior que, cuando pisamos el embrague, estamos accionando un sistema hidráulico. Pues bien, todo este sistema sirve para hacer que el plato de presión se aleje del disco de embrague, interrumpiendo la transmisión de fuerza y permitiendo el cambio de marchas. Cuando está en buen estado, los cambios se pueden hacer de forma suave y sin que el pedal ejerza más resistencia que la habitual.
Por otro lado, cuando el diafragma o el cojinete están en las últimas, el pedal se puede sentir muy duro o muy blando. También puede ser realmente difícil cambiar de una marcha a otra, al mismo tiempo que pueden aparecer ruidos y rascadas. Estos componentes se van deteriorando con el uso, especialmente si se conduce en situaciones con mucho tráfico en ciudad.
La solución en este caso no es barata. Esta tarea tenemos que dejársela a un profesional, y requiere varias horas de trabajo. Además, como hay que desmontar la transmisión, lo ideal es cambiar el kit entero del embrague. Al fin y al cabo, no tiene sentido cambiar solo estos componentes, pues la parte barata de esta reparación es el propio repuesto completo.
Cambiar un kit de embrague puede costar fácilmente unos 700 euros. El doble si tenemos un coche que hace uso de un sistema bimasa. No obstante, lo ideal es realizar la reparación tan pronto como aparezca el problema. De lo contrario, corremos el riesgo de dañar más partes del sistema, encareciendo todavía más el paso por el taller.
Desgaste o rotura del disco del embrague

Si usas mal un coche manual, puedes gastar, romper o quemar el embrague Expedición Samurai
El embrague dura más o menos tiempo en función del tipo de uso que tenga el coche. No obstante, lo que más reduce su vida útil son los malos hábitos. Utilizar el pedal de reposapiés suele ser la fórmula ideal para gastarlo en tiempo récord. También se va a gastar más de la cuenta si se utiliza en exceso, por ejemplo, si no se termina de soltar el pedal a determinadas revoluciones, o si se hacen cambios muy bruscos, soltando el pedal de golpe, especialmente durante las reducciones.
Cuando un embrague está al mínimo, también se puede volver algo rígido el pedal. Además, el punto de fricción cambia. Normalmente, notarás que hay una enorme zona muerta, y que el punto de fricción pasa a la zona alta del recorrido. Este, además, es uno de los síntomas habituales de un embrague en mal estado.
También puede ser que el pedal no baje del todo porque el disco se haya roto. No es lo habitual, pero sí puede pasar si se hace un muy mal uso del embrague. Como también puede surgir este problema si se reprograma la centralita del motor para obtener más potencia y no se cambia el embrague por uno más reforzado. Un exceso de par motor, sumado a un acelerón mal dado en un vehículo trucado, es otra receta para partir el disco.
Cable dañado o desgastado

Muchos clásicos llevan embragues accionados por cable
Este último caso solo va a ocurrir si tienes un embrague by wire, es decir, que se acciona mediante cable. Este sistema ya solo está presente en coches más antiguos, puesto que los modelos más modernos suelen utilizar sistemas hidráulicos.
En los embragues accionados mediante cable, el propio cable es el encargado de transmitir la acción mecánica del pedal del embrague hacia la horquilla de embrague. Cuando falla, el primer síntoma suele ser un tacto más duro del pedal. También debes sospechar si el punto de fricción del embrague cambia repentinamente, así como si escuchas rechinar las marchas al cambiar de una a otra.
El cable se puede gastar con el propio uso, así como también es posible que se deteriore por la corrosión por causas externas. En algunos casos, un cable mal tensado también va a provocar daños al propio metal y a la transmisión.
En esta situación, la reparación no es del todo complicada ni cara. Aunque, primero, tocará hacer una inspección visual para comprobar que se trata del propio cable. Lo normal es que este elemento presente fibras sueltas, dobleces o corrosión.
Posteriormente, hay que sustituir el cable por uno nuevo y de calidad. El proceso de reemplazo generalmente implica desmontar el extremo del cable del pedal del embrague y de la horquilla. Luego, hay que retirar el cable viejo e instalar el nuevo siguiendo el recorrido y los puntos de fijación originales. Para terminar, hay que comprobar que la tensión es correcta para que no se gaste el disco del embrague de forma prematura.
Si quieres seguir leyendo sobre mecánica, echa un ojo a esta otra entrada en la que puedes aprender a identificar problemas en el coche con los ruidos.