Qué es la transmisión de un coche: todo lo que debes saber

La transmisión del coche se encarga de variar de modo adecuado la relación existente entre las revoluciones del motor y de las ruedas motrices, permitiendo que el coche se mueva. Es una parte fundamental del vehículo.

Qué es la transmisión de un coche: todo lo que debes saber
Publicado en Motor

La transmisión de un vehículo, denominada de forma coloquial como caja de cambios, es el conjunto de todas las piezas y mecanismos encargados de trasladar la potencia y movimiento del motor a las ruedas motrices para que el vehículo coche pueda desplazarse. Por lo tanto, se trata del instrumento encargado de transformar la energía térmica -o eléctrica- del motor en energía mecánica para que se produzca el movimiento.

Teniendo en cuenta esta definición y que la transmisión consigue canalizar esta energía para adaptarse a las necesidades de la conducción, estamos hablando de uno de los sistemas más importantes y complejos del vehículo. Por ese motivo también es muy importante realizar un correcto mantenimiento de la transmisión y estar atento a cualquier anomalía, como tirones o ruidos, que nos pueda indicar que el sistema no funciona correctamente o que puede presentar una avería.

Cómo funciona la caja de cambios de un coche

Como decíamos, la transmisión tiene la tarea de convertir la energía térmica o eléctrica que genera el motor en energía mecánica que permita al vehículo moverse. En este sentido, se podría decir que la transmisión ejerce de mediador entre el motor y las ruedas, convirtiendo la energía producida por el motor en fuerza rotacional que a través de su transferencia por el eje acaba por permitir que las ruedas roten. Al final, el trabajo de una transmisión es asegurar que la cantidad correcta de energía llega a las ruedas.

Para entender su funcionamiento, lo mejor es pensar en el mecanismo de una bicicleta. Si la cadena se encuentra fuera de lugar, por mucho que demos pedales nuestra energía no llega a las ruedas, igual que sucede cuando no se engrana una marcha, ya que la energía del motor no llega a las ruedas. Cuando la cadena sí está colocada y accionamos el cambio de marchas en una bicicleta, hay que hacer más o menos fuerza para mover las ruedas, al igual que se produce con los cambios de marcha de un vehículo.

Los engranajes de la transmisión convierten la energía mecánica o eléctrica del motor en energía mecánica para las ruedas.

Los engranajes de la transmisión convierten la energía mecánica o eléctrica del motor en energía mecánica para las ruedas.

Partes de la transmisión

La transmisión está formada por una serie de componentes que se interrelacionan entre sí y que trabajan de forma coordenada y conjunta para canalizar la energía del motor y convertirla en energía mecánica para que las ruedas del vehículo puedan moverse. Entre los componentes de toda transmisión, uno de los más conocidos e importantes es el embrague. Esta pieza está ubicada entre la caja de cambios y el motor. Se acopla y desacopla cuando se pisa el pedal -en coches manuales-, desconectando así la transmisión para permitir un cambio de marcha y el arranque progresivo en esta nueva velocidad.

A continuación del embrague está la caja de cambios. Esta pueda ser manual o automática. Si presenta un sistema de accionamiento compuesto por un pedal de embrague y palanca de cambios es una caja manual, ya que el conductor interviene en todos los cambios de marcha. Por el contrario, si el embrague opera de forma autónoma -no hay pedal- y el conductor sólo tiene que activar la palanca de cambios de forma puntual, estamos hablando de una caja de cambios automática. En ambos casos, la caja de cambios se sitúa entre el embrague y el denominado eje motriz.

Si la caja de cambios se encarga de modificar la velocidad de giro del propulsor a partir de los cambios de marcha, el eje motriz se encarga de transferir la energía resultante hacia las ruedas motrices. Puede estar precedido de un árbol de transmisión en aquellos coches en los que el motor esté en un eje distinto que las ruedas que mueve. En cualquier caso, el funcionamiento es similar y la energía mecánica generada en el sistema llega a las ruedas que se encargan del movimiento del coche

Para que la distribución de la energía mecánica sea correcta, la transmisión cuenta también con los diferenciales. Este elemento compatibiliza el movimiento giratorio con los ejes de las ruedas, facilitando así el movimiento lineal. El diferencial es el encargado, por ejemplo, de que en las curvas las ruedas exteriores giren más que las interiores, ya que de no ser así no se podría realizar el giro. Por último están los palieres, barras que giran con la misma orientación que las ruedas motrices y tienen la tarea de transmitir hacia estas el movimiento que sale del diferencial.

El disco de embrague es uno de los elementos que sufre más averías en la transmisión de un vehículo.

El disco de embrague es uno de los elementos que sufre más averías en la transmisión de un vehículo.

Cómo saber si la transmisión del coche está dañada

Como hemos dicho, la transmisión es un elemento fundamental de un vehículo, por lo que es también uno de los componentes más susceptibles de sufrir averías. Para saber si alguno de los elementos de la transmisión está dañado se puede atender a diferentes síntomas. Entre los indicativos de una posible avería están el olor a aceite quemado y la fuga de líquido, así como los ruidos, temblores y chirridos tanto en punto muerto como al realizar el cambio de marchas.

Otro síntoma que puede ser sinónimo de una avería en la transmisión es si el conductor tiene algún tipo de dificultad al meter la marcha o si hay rebotes en el cambio. En la mayoría de los casos las averías están asociadas a un nivel insuficiente del líquido de la transmisión por fuga o a que el líquido ha perdido sus características originales por su uso. También es algo habitual que se den fallos en el embrague porque se engancha el mecanismo, lo que suele ser síntoma de un problema en los cables de conexión del embrague. Este es un claro síntoma de que el embrague del coche está fallando.

Mantenimiento de la caja de cambios

Para evitar que estos síntomas se hagan presentes y la transmisión de nuestro coche tenga una avería hay que hacer un correcto mantenimiento del sistema. Las cajas de cambios y el resto de componentes de la transmisión están diseñados para soportar un gran esfuerzo y un alto kilometraje, siempre y cuando se haga un correcto mantenimiento. En este sentido, el aceite de la transmisión se debe cambiar cada 80.000 o 100.000 kilómetros, siguiendo siempre las indicaciones del fabricante del vehículo.

Hay que tener en cuenta que esta recomendación es con carácter genérico, pero en ocasiones el aceite de la transmisión se 'desgasta' antes de tiempo por un exceso de temperatura o una mayor fricción de los componentes de la caja de cambios. Aunque este líquido aguanta una mayor temperatura y es más viscoso que el aceite que se usa, por ejemplo, en el motor del coche, en ocasiones no soporta los ciclos de kilometraje mencionados. Además, hay que estar pendiente de posibles fugas por si se hay un volumen de líquido inferior al recomendado.

El cambio de transmisión es una operación habitual en los talleres, ya que es más complicado reparar sus componentes.

El cambio de transmisión es una operación habitual en los talleres, ya que es más complicado reparar sus componentes.

Cuándo debo sustituir la caja de cambios de mi coche

Aunque se haga un correcto mantenimiento y se esté pendiente de los síntomas de un posible fallo, en ocasiones la transmisión sufre averías. Cuando se estropea una caja de cambios, hay que acudir al taller para saber el motivo del problema. Entonces se deberá valorar si se debe reparar o sustituir la transmisión. Normalmente, en los talleres y centros oficiales optan por sustituir la transmisión, ya que es un proceso más limpio y rápido que reparar la transmisión presente, sobre todo a nivel de optimizar las horas de mano de obra.

Cualquiera de las dos operaciones es compleja, ya que la transmisión es un elemento delicado de nuestro vehículo. Tanto la reparación como la sustitución requieren un proceso preciso y que no es precisamente corto. De hecho, se estima que de media la reparación o sustitución de una caja de cambios puede durar entre ocho y nueve horas.

Cuánto cuesta una caja de cambios nueva

En cualquier caso, dependiendo de la avería y del diagnóstico del especialista, tú como usuario puedes optar por reparar o sustituir la transmisión. En este sentido, hay que tener en cuenta que la reparación de una caja de cambios suele rondar los 2.000 euros, mientras que sustituir la transmisión por una nueva tiene un coste aproximado de 4.000 euros. Estos precios son válidos para cajas de cambios manuales, ya que en transmisiones automáticas el precio es mayor.

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