Qué se considera Muscle Car y en qué se diferencia de un Pony Car

El concepto de Muscle Car genera cierta confusión y hay que tener en cuenta que este tipo de vehículos y los Pony Car no son lo mismo.

Qué se considera Muscle Car y en qué se diferencia de un Pony Car
El Chevrolet Chelleve SS396 se ajusta perfectamente a la definición de Muscle Car puro.
Publicado en Motor

La industria del automóvil y los propios conductores siempre han sido del gusto de categorizar sus vehículos. Definiciones más o menos ambiguas para ubicar a cada coche en un segmento y familia. Tanto es así que es muy difícil hablar de cualquier coche hoy en día sin tener que usar conceptos como su segmento (B, C, D, etc…) o ligados a su diseño y tamaño, como pueden ser utilitario, compacto, sedán, berlina o SUV. Dentro de esta amplia lista de términos, si hay uno que realmente difuso es el de Muscle Car.

En el imaginario general, el concepto de Muscle Car define a todo vehículo americano, con una estética deportiva y una elevada potencia. Siendo esto cierto, no se ajusta a pie juntillas a la definición real de Muscle Car, lo que genera confusiones con otros conceptos como Pony Car. Algo similar a lo que sucede con los vehículos históricos, ya que en líneas generales no está muy clara la barrera para que un coche tenga el 'apellido' de histórico. Hoy vamos a intentar arrojar un poco de luz sobre los Muscle Car.

Definición exacta de Muscle Car

En términos correctos, un Muscle Car es un automóvil de tamaño medio o grande, con rasgos deportivos, musculosos y aspectos agresivo, con un motor muy potente -normalmente un V8- y altas prestaciones. El precio de compra de este tipo de vehículos tiene que ser relativamente barato, siendo así más accesibles al gran público que otros coches deportivos. Esta definición se puede completar con conceptos 'no escritos', ya que el Muscle Car por antonomasia es de origen americano, incluso si este tipo de vehículos han existido en otros países.

De hecho, al concepto de Muscle Car se le suelen añadir algunas 'coletillas' extra que sirven para afinar todavía más el concepto original de este tipo de coches. Vehículos que además de todo lo dicho son tracción trasera, no se pueden considerar especialmente lujosos, tienen dos puertas y cuatro plazas en su interior, por lo que no son biplaza como gran parte de los deportivos de altos vuelos, aunque este último punto incluso ni siquiera es una verdad absoluta, ya que existe un biplaza que es considerado como Muscle Car, el AMC AMX.

El Plymouth Road Runner Superbid de 1970 es uno de los Muscle Car con una imagen más reconocible.

El Plymouth Road Runner Superbid de 1970 es uno de los Muscle Car con una imagen más reconocible.

Una estrategia de marketing

Aun basándonos en el concepto real de Muscle Car, la definición de este tipo de vehículos es lo suficientemente ambigua como para acoger en su seno un gran número de coches de distintos tamaños y configuraciones. Esta cuestión, entre otras cosas, deriva de los comienzos de los Muscle Car como un concepto casi de marketing que designaba a los vehículos 'rompecuellos' que nacieron a mediados de la década de los 60 del siglo pasado. Automóviles que cumplían con el deseo de los jóvenes de tener coches diferentes a los de sus padres que acaparasen las miradas por su estética y sus prestaciones.

Viendo este nicho de mercado, los Muscle Car fueron un gran filón para las grandes marcas de origen americano hasta la gran crisis del petróleo de mediados de los 70 y en cuestión de pocos años firmas como Ford, Chevrolet, Dodge, Pontiac u Oldsmobile tenían su propio Muscle Car en el mercado. Un concepto que quedaba reservado a las versiones más potentes de ciertos modelos, ya que los propios fabricantes tenían por debajo modelos que por estética cumplían con los requisitos de un Muscle Car, pero que no eran tal al contar con menor potencia que los modelos que ejercían de tope de gama. Una forma de atraer a clientes que no se podían permitir los modelos más caros.

El Ford Mustang Coupé de 1964 es el primer gran Pony Car, concepto que no hay que confundir con el de Muscle Car.

El Ford Mustang Coupé de 1964 es el primer gran Pony Car, concepto que no hay que confundir con el de Muscle Car.

La figura del Pony Car

Teniendo en cuenta que el concepto final de Muscle Car abarca una amplia gama de coches y modelos, de diferentes tamaños y prestaciones, algo con lo que incluso los propios fabricantes jugaban, rápidamente surgieron divisiones entre los mismos. De esta forma, los Muscle Car puros se categorizaron por tamaño dando lugar a distintos conceptos como Speciality Muscle Car o Full Size Muscle Car. De forma paralela nació la figura de los Pony Car, si bien este tipo de vehículos no pueden ser considerados Muscle Car.

Al final, Pony Car hace referencia a vehículos cupés o descapotables, de tamaño compacto, con una imagen deportiva y altas prestaciones con un precio asequible. Aunque gran parte de la definición es igual a la de un Muscle Car, siendo incluso también coches de tracción trasera, la gran diferencia entre unos y otros está en el tamaño. En resumen, los Pony Car son vehículos con la misma esencia que los Muscle Car por potencia y diseño, pero bastante más compactos y con un comportamiento dinámico superior.

Por qué se confunden Pony Car y Muscle Car

En sus orígenes, la diferencia entre los Muscle Car y los Pony Car, con el Mustang de 1964 como primer gran exponente, era más que evidente. Las dimensiones no engañaban y aunque la idea de ambos coches partía de un concepto similar, sus medidas hacían que incluso su comportamiento fuera muy distinto. Los Muscle Car, por su mayor tamaño, estaban enfocados a alcanzar grandes velocidades en línea recta, mientras que los Pony Car, también con altas prestaciones, podían ofrecer mejores capacidades dinámicas.

Sin embargo, con el paso de los años y por el contexto del mercado americano, las principales marcas de automóviles fueron fusionando ambos conceptos de tal forma que los Pony Car ganaron tamaño para ofrecer una mayor habitabilidad y los Muscle Car fueron desarrollando capacidades dinámicas mejores. Tanto es así que se ha dibujado una delgada línea que marca la barrera entre un tipo y otro de coche, sin que en cualquier caso sean lo mismo.

El Pontiac GTO The Judge es uno de los modelos más icónicos de la historia de los Muscle Car.

El Pontiac GTO The Judge es uno de los modelos más icónicos de la historia de los Muscle Car.

Los primeros Muscle Car

Teniendo clara la diferencia entre Muscle Car y Pony Car, merece la pena dar un salto en el tiempo para conocer los modelos que dieron origen a los Muscle Car. Si bien existe cierta controversia al respecto, se podría decir que el Pontiac Tempest GTO de 1964 fue el precursor de los Muscle Car. Dos años más tarde, el Pontiac GTO pasó a ser un modelo independiente, dando lugar al que se considera el primer Muscle Car puro de la historia.

A la estela del Pontiac GTO, el resto de fabricantes lanzaron versiones potentes y musculadas de algunos de sus vehículos. Entre los Muscle Car que dieron vida a este concepto están el Chevrolet Chevelle SS396, el Dodge Changer R/T o el Ford Mustang Boss 429, pero también el Oldsmobile Cutlass 442 o el Plymouth Hemi 'Cuda. Estos son algunos ejemplos, puesto que este tipo de modelos afloraron rápidamente durante los casi diez años que duró el 'boom' de este tipo de vehículos.

Los Muscle Car más icónicos de la historia

Aunque la oferta de Muscle Car fue amplísima, algunos modelos destacaron por encima de otros pasando a ser referentes de este segmento. El propio Pontiac GTO, modelo que sirvió de base para acuñar este concepto, tuvo con el Pontiac GTO 'The Judge' su culmen. En esa misma liga juegan otros modelos como el Plymouth Road Runner Superbid de 1970 con su enorme alerón trasero -y que seguro que recuerdas de la película Cars- o su hermano, el Plymouth Hemi 'Cuda de 1971. En esta lista no puede faltar ni el Chevrolet Chevelle SS 454 ni el Dodge Charger R/T de 1968.

En este sentido, mucho de los Muscle Car que emergieron a finales de los 60 y principios de los 70 tomaron prestadas soluciones del mundo de la competición o al menos fueron diseñados evocando los éxitos logrados por las marcas en los circuitos. El mejor ejemplo es el Ford Torino Talladega, nacido del Ford Torino Fastback de 1969 y que en su versión de calle montaba un motor V8 de 335 CV. Como nota curiosa, Ford fabricó 740 unidades de este modelo y perdió dinero con todas ellas, pero alcanzó grandes resultados en los circuitos.

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