Los robots ahora pueden comerse a otros robots: estos son los beneficios del "metabolismo" en las máquinas
El metabolismo robótico es un concepto inspirado en la biología, concretamente en el metabolismo celular

El metabolismo robótico es un concepto inspirado en la biología, concretamente en el metabolismo celular (conjunto de reacciones químicas que ocurren dentro de las células para crecer, reproducirse y mantenerse saludables), que se refiere a los sistemas robóticos capaces de autoconstruirse, autorrepararse, reconfigurarse o evolucionar tras absorber y procesar materiales del entorno, de manera autónoma y adaptativa.
Al ingerir los materiales, el robot puede incorporar nuevos módulos o piezas utilizables para construir partes nuevas, reemplazar las dañadas o hasta crear otros robots (lo que vendría siendo su descendencia). También podría utilizarlas para cambiar su forma o funciones en tiempo real, según el entorno, al igual que hacen algunos organismos unicelulares.
Philippe Wyder, investigador de robótica del desarrollo en la Universidad de Columbia, ha dirigido un equipo para la creación de una máquina con una forma rudimentaria de metabolismo robótico. Wyder y su equipo tomaron diversas ideas, como las propuestas por Magnus Egerstedt en su libro Robot Ecology, para inventar un prototipo capaz de "comerse" a otros robots.
"Les daríamos un propósito a los robots. Digamos que un propósito es construir una colonia lunar"
Wyder empezó su proyecto diseñando un módulo robótico básico que debía desempeñar una función aproximadamente equivalente a la de un solo aminoácido. Dicho módulo, llamado Truss Link, parecía una varilla de 16 centímetros de largo y contenía baterías, controladores electrónicos y servomotores que le permitían expandirse, contraerse y desplazarse en línea recta. Disponía de imanes permanentes en cada extremo, permitiendo la conexión a otras varillas y formar redes ligeras.
El investigador tuvo la idea de colocar varios de estos módulos en un espacio reducido para comprobar si se ensamblaban formando estructuras más complejas al chocar entre sí. El proceso podría ser análogo a cómo los aminoácidos formaron espontáneamente moléculas orgánicas simples hace unos 4 mil millones de años.
Los robots, operados por el equipo, formaron diversas estructuras: estrella de tres puntas, triángulo, diamante con cola y una estructura tridimensional similar a una pirámide triangular. A medida que crecían, se volvían más capaces. Un solo eslabón de armadura podía moverse en línea recta, un triángulo podía girar a la izquierda o derecha, el diamante con cola podía atravesar pequeños baches, y el tetraedro era capaz de desplazarse por sí solo sobre paredes pequeñas.
La verdadera pregunta era si estos procesos de autoensamblaje podrían funcionar sin la intervención de humanos: "Queríamos saber si los Eslabones de la Estructura se unirían por sí solos. Si son exactamente paralelos, nunca se conectarán. Pero ser paralelos es solo una configuración, y hay infinitas configuraciones donde no lo son". Para comprobarlo, el equipo utilizó simulaciones por ordenador. Los módulos tuvieron un 64 % de probabilidad de formar dos estrellas de tres puntas; 8,4 % de ensamblaje en dos triángulos, y casi un 45 % de terminar como diamante con cola.
Los Eslabones de Estructura se limitan a usar módulos prefabricados compatibles; no pueden consumir plástico ni baterías de iones de litio viejas y metabolizarlas para crear Eslabones de Estructura completamente nuevos. Si esto se considera metabolismo o no, depende de cuánto más se quiera ampliar la definición de lo que los robots puedan hacer.