Prepara tu funeral con la ayuda de este robot

¿Hay vida más allá de la muerte? ¿Cómo y dónde quiero morir? Una serie de cuestiones espinosas que es musa fácil escribir en un chat

Prepara tu funeral con la ayuda de este robot
Todo listo para tu funeral. Country Living

Los robots han llegado para hacernos la vida más fácil... e incluso la muerte. Ojo, no es que vayamos a aprovecharnos de su potencial asesino, sino que podrían ayudarnos en uno de los momentos más angustiosos y peliagudos de nuestra existencia: el fin de esta.

Una de las tareas más complicadas del personal sanitario tiene que ser dar malas noticias. Decir que una enfermedad no tiene vuelta atrás y que tus días en el planeta están contados. Aunque están entrenados para ello, no deja de ser una tarea peliaguda. Y asumirlo tampoco es sencillo. Precisamente para pasar por este mal trago la Universidad de Northeastern en Boston (Massachusetts) ha desarrollado un chatbot que les ayudará a solventar sus últimas gestiones.

Un chatbot casi capaz de darte la Extrema Unción

Sí, un chatbot como el de Facebook que nos ayuda y orienta en el servicio de asistencia técnica, nos escucharía y ayudaría a tomar decisiones tales como la preparación de nuestro funeral o la elaboración del testamento. Y no solo eso: también se harán cargo de últimas voluntades, inquietudes espirituales o la herencia en menos de dos años.

La mayoría de personas no sabremos cuándo moriremos, por lo que estas cuestiones vitales no son resueltas hasta que es demasiado tarde. Pero otros tienen la dudosa suerte de poder prepararlo todo. Como explica Timothy Bickmore a New Sciencist, su equipo ha desarrollado algo para hacerlo más fácil:

Vimos la necesidad de una tecnología para para intervenir en este sentido.

Así que desarrollaron un chatbot integrado en una tablet que ofrece guía espiritual y emocional, así como asistencia en otras gestiones más prácticas.

Un chatbot que lo prepara todo para el final

Y ya han tenido éxito. El prototipo ha sido probado entre 44 personas con edades comprendidas desde los 55 en adelante en Boston. La mayoría de ellos padecían enfermedades crónicas y habían convivido durante su estancia en el hospital con algún enfermo terminal. Tras usar el chatbot, buena parte de ellos se sentían menos ansiosos y más preparados para redactar su testamento.

En la siguiente fase del desarrollo, Bickmore entregará tablets con este software integrado a 364 personas a las que se les ha comunicado que les queda menos de un año de vida. Esta vez, además el chatbot les orientará sobre su salud, medicación y asuntos religiosos.

La inteligencia artificial al servicio del tacto: ¡menudo reto!

Cuestiones eternas y espinosas como elegir dónde y cómo quieres morir o qué pasará después de tu muerte son explicadas por el chatbot, que, si bien no toma las decisiones, si que alerta a los miembros de la familia del paciente para que pueda hacerse cargo.

Como puedes imaginarte, estos chatbots son más cuidadosos y sensibles que puedas encontrar, a años luz de Siri o Alexa, que en ocasiones han sido acusados con toda razón del mundo de ser machistas, homófobos y racistas entre otras lindezas

Bickmore explica que estos chatbots son especialmente útiles para personas que viven aisladas y que de otro modo difícilmente podrían mantener estas conversaciones. Una idea que comparte Rosemary Lloyd, de la ONG The Conversation Project, una organización que lidia con enfermos terminales.

Es complicado para los humanos no juzgar ni ser paternalistas cuando mantienen este tipo de charlas. Para muchos es más sencillo hablar con un robot sobre estos pensamientos.

Y es que aunque ningún robot puede ofrecer el soporte y amor de otra persona, si que sirve como intermediario y adelanta enormemente el proceso, sobre todo si te toca hablar con seres queridos que tendrán que sufrir tu pérdida inminente.

Además esta tecnología también abre la caja de Pandora de un asunto tan controvertido como necesario: el suicidio asistido, dejando constancia de una incómoda realidad que tarde o temprano tendrán que asumir las sociedades. Los robots no juzgan, pero dejan constancia de todo lo que nos pasa por la cabeza en nuestros últimos días.

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