China ha construido un pequeño avión a reacción: lo mejor es que lo ha impreso en 3D de esta forma

El motor alcanzó una altitud máxima de 4.000 metros, abriendo la puerta a nuevos métodos de construcción en China

China ha construido un pequeño avión a reacción: lo mejor es que lo ha impreso en 3D de esta forma
Imagen generada por IA de un turborreactor en miniatura impresor en 3D
Publicado en Tecnología

El acceso a las impresoras 3D se ha democratizado muchísimo en los últimos años. Solo hay que echar un vistazo en Amazon para ver que puedes conseguir una por alrededor de 200 euros (las hay más baratas, pero su calidad es bastante cuestionable). Teniendo una en casa y sabiendo diseñar en 3D (existe un buen catálogo descargable en Internet), es posible hacer multitud de cosas: desde fundas para el teléfono hasta piezas para juegos de mesa, pasando herramientas personalizadas y piezas para robótica.

La impresión 3D se está utilizando en una amplia variedad de sectores, como el sanitario (prótesis para manos, piernas y dedos), arquitectura (maquetas detalladas y estructuras de casas completas hechas de cemento o materiales compuestos) y hasta la culinaria (pasta, queso procesado, decoraciones para repostería). Se podría decir que el límite está en la imaginación del inventor, más que en las capacidades de la tecnología.

La industria aeroespacial tampoco es ajena a la impresión 3D. Se ha utilizado para crear piezas ligeras para cohetes, elementos del interior de las cabinas y moldes para inyección, entre otras cosas. Sin embargo, sorprende que China haya sido capaz de crear un motor turborreactor en miniatura que ha completado con éxito su primer vuelo.

Un gran avance para China... que otros países llevan años empleando

Hace unos días, en la región autónoma de Mongolia Interior, se completó con éxito el primer vuelo de un motor turborreactor en miniatura fabricado íntegramente con impresión 3D. El motor operó hasta una altitud máxima de 4.000 metros, y abre las puertas a nuevos métodos para abordar las dificultades de la propulsión aeroespacial.

La AECC (Corporación de Motores Aéreos de China) informó que es el primer turborreactor de China validado en vuelo, en la clase de empuje de 160 kilogramos, fabricado íntegramente mediante un enfoque que combina la fabricación aditiva con la optimización topológica multidisciplinaria.

Esta técnica de diseño utiliza modelos computacionales para determinar la distribución de material más eficiente para la estructura de un componente, mejorando, en teoría, la resistencia al mismo tiempo que se minimiza el peso. De este modo, los ingenieros pueden crear componentes complejos e integrados que son difíciles o imposibles de producir mediante los métodos tradicionales de fundición y forjado.

Se trata de un gran avance para China, que durante décadas ha trabajado para superar su dependencia de los motores de origen extranjero, tanto para sus aviones comerciales como militares; una dependencia que representa una vulnerabilidad estratégica e industrial.

Empresas occidentales como GE Aviation llevan casi una década incorporando piezas impresas en 3D, como las boquillas de combustible de sus motores comerciales LEAP, para mejorar el rendimiento y la durabilidad. Aunque es un gran logro para China, en realidad es una práctica bastante común en otros países del mundo. No obstante, China todavía tiene que enfrentarse a algunos desafíos, ya que pasar de un prototipo a una producción consistente a escala industrial es complejo.

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