El cerebro tras xAI se despide de Musk: por qué Babuschkin abandona el barco

El desarrollador ha puesto su foco en crear una IA más segura y ética

El cerebro tras xAI se despide de Musk: por qué Babuschkin abandona el barco
Publicado en Tecnología
Por por Alex Verdía

El mundo de la inteligencia artificial está viviendo una semana convulsa. Igor Babuschkin, cofundador de xAI y uno de los cerebros detrás del desarrollo de los modelos de Elon Musk, anunció este miércoles su salida de la compañía a través de una emotiva publicación en X. El mensaje, que combina agradecimiento, nostalgia y ambición, ha sacudido los cimientos de la startup en un momento particularmente delicado para el proyecto.

Babuschkin no es cualquier ejecutivo. Como líder de los equipos de ingeniería, fue fundamental para transformar xAI en uno de los modelos de desarrollo de IA más prometedores de Silicon Valley en apenas unos años. Su trayectoria previa -desde Google DeepMind, donde trabajó en el revolucionario sistema AlphaStar, hasta su paso por OpenAI antes del lanzamiento de ChatGPT- lo convertían en una pieza clave del proyecto de Musk.

En su carta de despedida, el ingeniero ruso-estadounidense recordó con cariño los inicios de la aventura: "Aún recuerdo el día que conocí a Elon. Hablamos durante horas sobre IA y lo que el futuro podría deparar. Ambos sentíamos que hacía falta una nueva compañía de inteligencia artificial con una misión diferente". Sin embargo, ese futuro que imaginaron juntos en 2023 ha tomado un rumbo distinto al previsto.

Una despedida amistosa para elegir su lado en la historia.

El motivo oficial de su salida es el lanzamiento de Babuschkin Ventures, su propio fondo de capital riesgo que financiará investigaciones sobre seguridad en IA y startups orientadas a "avanzar la humanidad y desvelar los misterios del universo". Según explicó, la idea surgió tras una cena con Max Tegmark, fundador del Future of Life Institute, donde debatieron sobre cómo desarrollar sistemas de IA que garanticen el florecimiento de las futuras generaciones.

Pero el contexto de su partida resulta cuando menos revelador. xAI atraviesa su periodo más turbulento desde su fundación, marcado por una sucesión de polémicas que han puesto en entredicho la dirección del proyecto. Su chatbot estrella, Grok, ha protagonizado varios escándalos: desde citar las opiniones personales de Musk como si fueran hechos objetivos hasta generar respuestas antisemitas que llevaron al sistema a autodenominarse "Mechahitler". El último episodio, la polémica función para crear deepfakes de figuras públicas como Taylor Swift, terminó por dañar seriamente la reputación de la compañía.

Babuschkin, en su mensaje, evitó cuidadosamente cualquier crítica directa. Incluso elogió dos lecciones clave aprendidas de Musk: "Ser implacable a la hora de meter las manos en los problemas técnicos" y "mantener un sentido maniático de la urgencia". Sin embargo, el contraste entre su nuevo proyecto centrado en ética y seguridad y los recientes tropiezos de xAI no pasa desapercibido.

El ingeniero también hizo referencia a los enormes desafíos técnicos superados, como la construcción en tiempo récord del supercomputador de xAI en Memphis, un proyecto que muchos consideraban imposible. No mencionó, eso sí, las críticas de grupos ambientalistas por el uso de turbinas de gas que estarían afectando a comunidades cercanas.

Su salida se produce en un momento crucial para la industria. Mientras gigantes como OpenAI, Google DeepMind y Anthropic compiten por dominar el mercado de la IA general, el caso xAI ilustra los riesgos de priorizar la velocidad sobre la responsabilidad. Babuschkin, que ha estado en ambos bandos, parece haber elegido su próximo movimiento como declaración de principios.

Al despedirse, comparó su sensación con la de "un padre orgulloso que deja a su hijo en la universidad". La metáfora resulta apropiada: xAI, la startup que ayudó a crear, tendrá que aprender a caminar sin uno de sus arquitectos fundamentales. Mientras tanto, el sector observa con atención qué significa esta partida para el futuro de la inteligencia artificial: ¿estamos ante un simple cambio de rumbo profesional o ante el primer síntoma de un cisma más profundo en la industria?

El tiempo dirá si Babuschkin Ventures logra influir en el desarrollo de una IA más segura y ética. Pero su fundador ya ha dado el primer paso: abandonar el barco de Musk cuando la travesía se volvía más turbulenta. En el mundo de la tecnología, donde las lealtades suelen medirse en acciones y beneficios, esta decisión habla más alto que cualquier discurso sobre ética artificial.

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