El "motor de agua" se diseñó en España, pero fue uno de los grandes fraudes del franquismo

De un día para otro, se dejó de hablar del invento. Surgieron muchas teorías conspirativas, pero la verdad parece ser más simple y «aburrida»

El "motor de agua" se diseñó en España, pero fue uno de los grandes fraudes del franquismo
Arturo Estévez Varela con el motor de agua | Imagen: Diario Hoy
Publicado en Tecnología

Desde hace décadas, el petróleo ha sido —y es— el combustible principal para los vehículos. No obstante, por diversos motivos, la industria está migrando a una alternativa más sostenible con el medioambiente y que no es limitada: la electricidad. Aunque a Tesla no le va bien desde que Elon Musk es la mano derecha del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, las ventas de estos autos están en auge en prácticamente todo el mundo.

Si bien la gasolina/diésel y la electricidad dominan el mercado, existen motores alternativos que han sido usados o están siendo investigados para coches, motocicletas u otros tipos de vehículos. Por ejemplo, los motores de hidrógenos, los de biocombustibles (bioetanol, biodiésel o aceite vegetal puro), los de gas o los de aire comprimido.

Hace 50 años, el motor de agua generó una gran expectación mediática. Este invento español, ideado a finales del franquismo, parecía que iba a suponer una gran revolución. Sin embargo, no fue más que un gran fraude. ¿Conocías este episodio de la historia española? Te contamos más acerca de él.

"Ya hemos hecho bastante el ridículo"

Década de los 70. En España se dio a conocer un invento que tenía el potencial de poner al país a la cabeza de la innovación mundial: un motor de agua que permitiría a la gente no depender de la gasolina nunca más. El cabecilla fue Arturo Estévez Varela, un técnico industrial nacido en Valle de la Serena el 31 de julio de 1914, que afirmaba haber desarrollado un motor que funcionaba con agua como combustible, y no con gasolina, como era lo habitual hasta la fecha.

Tras formarse, desarrolló un interés por la ciencia, tecnología e inventos que pudieran solucionar la vida (o, al menos, hacerla más fácil) a la gente. En 1969 empezó a ir de pueblo en pueblo con su moto, buscando un lugar concurrido en el que llamar la atención. Cuando había bastante gente a su alrededor, procedía a realizar su show.

Estévez cogía su botijo, bebía un trago de agua y el resto lo echaba al depósito de la motocicleta. Después, arrancaba la moto, la cual empezaba a funcionar. Como era lógico, toda la gente se sorprendía de lo que acababa de ver, pues no se explicaban cómo era capaz de arrancar la motociceta usando agua.

Los medios de comunicación no tardaron en hablar del invento. Los periódicos, radios y televisiones le dedicaron bastante tiempo entre 1970 y 1971. Se llegó a decir que con solo cuatro litros de agua era posible conseguir una autonomía de hasta 900 kilómetros, y que Estévez había preferido ganar menos dinero con el motor a cambio de que se fabricase en España.

Sin embargo, de un día para otro, se dejó de hablar del innovador invento, incluso después de que Estévez cediera la licencia a España gratuitamente. En aquella época, se habló poco del suceso, más allá de que el gobierno de Franco lo había descartado. Como suele suceder con el tiempo, empezaron las teorías conspirativas. Algunos apuntan a que la patente habría sido robada por grandes poderes económicos e industriales. O que Franco, presionado por las empresas petrolíferas, había hecho «desaparecer» el motor de agua.

Empero, otros apuntan a que, simplemente, se trataba de un fraude incoherente con las leyes de la mecánica y termodinámica. El caudillo habría encargado un análisis técnico y científico a un grupo de científicos que habría descubierto que era falso. El ingeniero aseguraba tener otro material que nunca reveló para que funcionara, pero los científicos creían que se trataba de boro, aunque este lo negó, como recoge la fuente.

Lo cierto es que el boro, en combinación con el agua, permite accionar un motor, pero no es tan eficiente como Estévez quería hacer ver. En realidad, es mucho menos eficiente que el de gasolina. 45 litros de agua y 19 kilogramos de boro podrían producir 5 kg de hidrógeno, lo que proporcionaría una autonomía semejante a la de un tanque de 40 litros de gasolina. Y el precio de esos 19 kg de boro rondaría los 68.000 euros.

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