El nuevo propulsor de Starship tiene un difícil estreno. Ha sufrido daños importantes durante una prueba hace unos días
La La primera etapa de la tercera versión del cohete de SpaceX sufre daños graves en sus primeras pruebas y obliga a la compañía a modificar tiempos y expectativas
SpaceX estaba preparada para recibir con los brazos abiertos a la nueva versión de su cohete más ambicioso. La compañía estaba convencida de que las anteriores versiones habían servido para apuntalar el vehículo espacial más poderoso jamás fabricado y que sus planes empezaban a coger ritmo. Sin embargo, llegó la madrugada del viernes y un baño de realidad despertó a los ingenieros del programa.
Contratiempos para la Starship
Apenas un día después de sacar de la fábrica la primera etapa de la tercera versión de la Starship, el cohete sufrió un grave fallo durante sus primeras pruebas criogénicas, dejando la estructura inferior visiblemente dañada. Este episodio ocurrió en Massey’s Test Site, la base de pruebas situada a pocos kilómetros de la Starbase. Durante el evento, se debían verificar los nuevos sistemas de propulsión y la resistencia del vehículo, pero un colapso repentino en la parte baja del propulsor, que puedes ver en el vídeo que te mostramos bajo el siguiente párrafo, provocó que el fuselaje cediera en plena madrugada.
Después del incidente, ni SpaceX ni Elon Musk habían ofrecido explicaciones, pero todo apunta a que esta etapa, conocida como Booster 18, difícilmente podrá recuperarse. ¿Y qué implicaciones tiene este suceso? Nefastas, ya que resulta que este era el propulsor que integraba todas las soluciones que la compañía llevaba meses prometiendo: mayor fiabilidad, mejoras en los tanques, ajustes estructurales y una arquitectura capaz de soportar más presión y acelerar el ritmo de lanzamientos en 2026.
Booster 18 seems to have just exploded during testing at the Massey outpost. pic.twitter.com/fmVdYPmWvA
— LabPadre Space (@LabPadre) November 21, 2025
La idea era, primero, someter al propulsor a pruebas de carga criogénica y presurización para, más adelante, encender sus 33 motores Raptor. Esto último no llegó a suceder, aunque, por suerte, la explosión no fue tan importante como la sucedida el pasado mes de junio, que arrasó buena parte de la estructura de apoyo.
Ahora, todo tiene que ver con el tiempo. La Starship no es una nave cualquiera, sino la pieza central de la estrategia de SpaceX para los próximos años. Con esta nueva versión, la compañía quería avanzar al máximo en las pruebas necesarias para no comprometer el programa Artemis de la NASA. Además, se pretende llevar a cabo un ensayo orbital de repostaje, en la segunda mitad de 2026, y un alunizaje tripulado en el año 2028.
SpaceX nunca se ha arrugado ante contratiempos similares, con lo que lo más probable es que sus ingenieros ya estén trabajando duro para revisar cada dato y esclarecer lo que ha sucedido. Sabemos que SpaceX ha convertido cada contratiempo en un nuevo impulso para progresar y que nadie esperaba que fabricar el cohete más alucinante de nuestra historia fuese tarea fácil. No nos queda duda de que la compañía de Elon Musk aprenderá de sus errores y que, una vez más, volverá a intentarlo.