El reloj CRASH avisa: bastan tres días para que los satélites empiecen a estrellarse en el espacio
El imperio orbital de Elon Musk multiplica la conectividad global, pero también acelera el riesgo de colisiones en el espacio
El espacio que rodea a la Tierra empieza a parecerse peligrosamente a una autopista en hora punta. Y esto no es una opinión ni un discurso creado para ganar lectores, sino la realidad plasmada en un reciente estudio, que dice que bastarían apenas 2,8 días para que se produjera la primera colisión entre satélites si todos perdieran, al mismo tiempo, su capacidad de maniobra. Y es que la órbita terrestre baja se ha llenado en tiempo récord y las consecuencias pueden ser terroríficas.
El reloj del colapso orbital
Hace solo siete años, alrededor de 2018, orbitaban alrededor de la Tierra unos 4.000 satélites activos. Esta cifra, hoy en día, roza los 14.000 y sigue aumentando. El principal motor de este crecimiento ha sido la constelación Starlink, operada por SpaceX, que suma más de 9.000 satélites moviéndose entre los 340 y 550 kilómetros de altitud. Cada uno de ellos debe esquivar constantemente a sus vecinos para evitar choques, una coreografía silenciosa que se repite sin descanso.
Ahora, según el estudio prepublicado en el archivo digital arXiv, este problema se entiende mejor con un solo dato. En apenas seis meses, SpaceX tuvo que mover sus satélites más de 144.000 veces para evitar choques. Eso equivale a hacer una maniobra cada dos minutos. Es como si miles de coches circularan muy juntos y tuvieran que cambiar de carril constantemente para no chocar. Lo llamativo es que, pese a este tráfico extremo, solo ha ocurrido una colisión real entre satélites.
Y este riesgo creciente ha sido puesto en forma de indicador por científicos de la Universidad de Princeton. Lo han llamado Reloj CRASH, que podría traducirse como reloj del choque, y sirve para que conozcamos cuánto tiempo pasaría hasta que sucediese una colisión grave si los satélites perdieran la capacidad de maniobrar. En resumen, no mide si habrá un choque, sino lo frágil que se ha vuelto la autopista en órbita.
Y los datos actuales son, casi, para echarse a temblar. El estudio indica que en el año 2018, antes del despliegue masivo de constelaciones de satélites, una pérdida total de control habría tardado unos 121 días en provocar una colisión. Hoy, ese margen se ha reducido a menos de tres días, sorprendiendo incluso a los propios autores de la investigación.
El escenario extremo que se plantea, además, incluye fenómenos como una gran tormenta solar. En mayo de 2024, una de estas tormentas provocó que varios satélites Starlink se movieran de manera irregular al interactuar con la atmósfera superior. Si sucediese un evento como el famoso evento Carrington de 1859, se podrían generar perturbaciones mucho mayores. Eso sí, los expertos matizan que es poco probable que inutilice todos los satélites a la vez.
Aun así, el mensaje es claro. En los próximos años se prevé el lanzamiento de decenas de miles de nuevos satélites por parte de SpaceX, Amazon, la Unión Europea y varias empresas chinas. Cada nuevo aparato añade tecnología y cobertura, pero también hace que la autopista funcione cada vez más al límite. Como advierten los investigadores, seguir apilando cartas hace que el castillo sea más alto y que el derrumbe, si es que llega, pueda ser mucho más catastrófico.