Es un dron, tiene forma de polilla y no utiliza IA: este vehículo es capaz de volar solo con luz natural
Un experimento universitario consigue exportar el vuelo de los insectos a un sistema aéreo tan simple como bien resuelto
Ingenieros de la Universidad de Cincinnati, en un reciente artículo publicado en la revista científica Physical Review E, han explicado cómo crearon un dron que imita el vuelo de una polilla para desplazarse y mantenerse suspendido en el aire sin necesidad de inteligencia artificial, sin posicionamiento GPS o sin ningún tipo de cálculo complejo. Entonces, ¿dónde está el truco? Mira hacia la luz.
El dron inspirado en las polillas logra volar sin IA
La investigación, dirigida por el profesor asistente Sameh Eisa junto a su equipo de estudiantes de ingeniería aeroespacial, explora cómo trasladar a la robótica los mecanismos de vuelo más eficientes de la naturaleza. Según expone en el comunicado publicado en la página web de la Universidad de Cincinnati, la principal razón por la que desarrollado esta investigación es porque el diseño más eficiente de los drones pequeños es el vuelo como una polilla.
Para imitar la destreza de las polillas, capaces de permanecer quietas en el aire, retroceder e incluso esquivar obstáculos, los investigadores han creado un sistema de control bautizado como búsqueda extrema. En lugar de depender de algoritmos o inteligencia artificial, el dron realiza diminutos ajustes en ciertos parámetros, como el número de aleteos por segundo, para mantenerse estable y optimizar su vuelo.
Para explicarlo de manera simple, el dron mide constantemente su rendimiento en función de la tarea para la que está programado. Por ejemplo, tiene que encontrar y seguir una luz. Para ello corrige su rumbo y consigue un vuelo estacionario firme, capaz de reproducir ese balanceo tan característico de insectos como abejas, libélulas, moscas o colibríes.
Cuando el dron levantaba el vuelo, los investigadores se dieron cuenta de que se quedaba suspendido en el aire con una ligera oscilación. Esa aparente inestabilidad no solo no es un fallo, sino que es la herramienta que le ofrece el balanceo necesario para ajustar la trayectoria de manera continua. Intentar controlarlo manualmente, en cambio, resultaba mucho más torpe e impreciso.
El prototipo, que has podido ver en el vídeo, cuenta con cuatro alas de alambre recubiertas de tela, que baten a una velocidad imposible de seguir a simple vista, generando un efecto similar al de un colibrí buscando comida entre las flores. Esta mecánica reproduce un característico movimiento en forma de ocho que los insectos emplean para mantenerse en el aire.
Y gracias al encomiable trabajo de los investigadores de la Universidad de Cincinnati, no solo tenemos un dron realmente diferente a lo que conocíamos, sino que nos hemos adentrado en la biología de los insectos. Sameh Eisa, además, deja claro que "podría cambiar mucho la biofísica. Si es cierto que insectos flotantes como las polillas utilizan el equivalente a nuestra retroalimentación de búsqueda de extremos, probablemente también evolucionó en otras criaturas".