Este famoso inventor dijo que había diseñado una letal pistola de rayos. A día de hoy los expertos no saben si la historia es verdad

Si aún no sabes quién es Harry Grindell Matthews, ahora te presentamos su curiosa historia

Este famoso inventor dijo que había diseñado una letal pistola de rayos. A día de hoy los expertos no saben si la historia es verdad
Imagen de la película donde Harry mostraba su rayo mortal
Publicado en Tecnología

Un joven de 22 años regresaba su casa de Bexhill-on-Sea, una población del condado de Sussex Oriental en Inglaterra, en el año 1902. Tras haber combatido en la segunda guerra bóer, contienda entre Inglaterra y los fundadores de las repúblicas independientes del Estado Libre de Orange y la República Sudafricana, Harry sabía que quería volver a retomar su carrera de ingeniero, aunque no imaginaría que 20 años después presentaría un rayo mortífero del que poca gente hablaría en el futuro.

El rayo de la muerte de Harry Grindell Matthews

La intención de este joven inglés era hacerse un nombre en el campo de la comunicación sin cables, una tecnología que estaba despegando entre la comunidad científica de inicios del siglo XX. Ejemplos como el de Nikola Tesla o Guglielmo Marconi empujaban a Harry Grindell Matthews ha intentar destacar en ciencia. Y tenía motivos de sobra para pensar que podía sobresalir.

Era apuesto, encantador y, antes de ir a la guerra, ya dominaba el campo de la ingeniería y la electricidad. Gracias a su amistad con Gilbert Sackville, corresponsal de guerra, pudo conseguir un modesto laboratorio y equipamiento para investigar la emergente comunicación por radio. Tras siete años de experimentación, consiguió transmitir voz entre un barco y la costa, separados por una distancia de más de 10 kilómetros.

Imagen de archivo de Harry Grindell Matthews

Imagen de archivo de Harry Grindell Matthews

A partir de entonces, algunos de sus inventos empezaron a demostrar sus capacidades, como una tecnología que permitía hablar con pilotos de aviones o un dirigible controlado en remoto, que sorprendió por su vuelo a todo un auditorio. Para el año 1910, la prensa ya le coronaba como uno de los científicos más destacados de Reino Unido. El ejército le encargó la fabricación de dispositivos de comunicación sin cables, pero en un ataque de ira, creyendo que le estaban robando su invento, Harry perdió los papeles con el estamento militar.

Tras meses de inventos y demostraciones, fue en 1912 cuando la familia real le pidió una demostración de su radioteléfono, quedándose asombrados por su tecnología. En 1914, el ejército pagó 25.000 libras, unos 3 millones de euros de la actualidad, por un barco controlado a través de un haz de luz, aunque nunca fue utilizado. Cuando la Primera Guerra Mundial tomó el continente europeo, Harry se interesó en la detección de submarinos alemanes, aunque en los años siguientes sus demostraciones fallaron más de la cuenta, dejando al inventor en entredicho.

Sin embargo, la ciencia ficción salvó a Harry Grindell Matthews. Obras como La guerra de los mundos o villanos que disparaban rayos con sus pistolas, le dieron una increíble idea: crear un arma que utilizase energía en lugar de munición. Cuando los rumores se extendieron acerca de un arma de rayos alemana, Harry volvió a la portada de los periódicos al anunciar que él también tenía un invento similar. Allí fue cuando comenzó a ser apodado como el Hombre del Rayo Mortal.

A pesar de los desacuerdos del pasado, Harry Grindell Matthews acordó una demostración con el ejército. Reunió a los principales responsables del estamento militar y les enseñó como funcionaba una especie de lata de algo más de un metro de longitud y 50 centímetros de diámetro con apéndices alrededor. Inicialmente, Harry pudo encender una bombilla a distancia, poniendo su arma a la mínima potencia. Después, consiguió parar la marcha de un motor.

Finalmente, el ingeniero fue rechazado por su país, intentando vender su rayo mortal a Francia y asegurando que, finalmente, fue Estados Unidos quien lo adquirió, aunque no existen pruebas de ello. Su periplo concluyó vendiendo los derechos en una demostración para una película, donde un arma mucho más grande parecía funcionar con precisión. Sin embargo, siempre quedará la duda de si todo era una farsa o si Harry realmente tenía los conocimientos para crear un arma mortal e intentó atraer al mundo del cine para ganar dinero y continuar con sus experimentos.

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