La tecnología que realiza los deep fakes podría contribuir en el sector de la medicina

Desde hace un tiempo, la inteligencia artificial se ha visto inmersa en la creación de patrones en vídeos. El desarrollo de programas de alto rendimiento ha permitido la modificación de imágenes con un realismo que jamás se había conseguido en el pasado. Esto, como es lógico, ha suscitado una polémica que ha llevado las noticias falsas a un nuevo nivel.

La confusión que provoca este tipo de informaciones en los medios de comunicación son capaces de cambiar resultados electorales y, por su puesto, el rumbo de la economía. El mejor ejemplo de la influencia de las desinformaciones lo podemos encontrar en la candidatura del magnate Donald Trump o las conclusiones del último referéndum celebrado en Reino Unido sobre su permanencia en la Unión Europea.

La llegada de los vídeos modificados a través de poderosas herramientas digitales puede llegar a ser muy peligroso. A fin de cuentas, más vale una imagen que mil palabras, ¿verdad? Esto, a la vista de millones de personas, puede provocar que la reputación de una persona se vea muy alterada. Ante esta situación, las redes sociales han declarado la guerra a este tipo de archivos.

Aun así, ¿hay que demonizar hasta la extenuación este tipo de prácticas? Lo cierto es que no. El desarrollo de esta inteligencia artificial puede llegar a tener implicaciones prácticas en la detección precoz de enfermedades. Si hace un tiempo te mostramos cómo IBM estaba investigado sobre estos sistemas de autoaprendizaje continuo, hoy te contamos una nueva línea de investigación.

¿Cómo esta clase de vídeos pueden ayudar a un diagnóstico más exacto? La clave para entender este avances tecnológico es el análisis de múltiples radiografías médicas. Todo ello, habiéndose recopilado en una base de datos, puede ser diferencial a la hora de detectar una posible anomalía en el cuerpo humano. Veamos cómo funciona esta curiosa solución.

Inteligencia artificial para conseguir diagnósticos más fiables

Unos investigadores del Instituto de Informática Médica de la Universidad de Lübeck han logrado crear un sistema capaz de detectar una enfermedad al contrastar miles y miles de muestras recopiladas con la protagonista del estudio. Gracias a la inclusión de una gran muestra de datos, se ha podido lograr una gran fiabilidad a nivel de resultados.

Los estudios iniciales conseguían la creación de imágenes 2D y 3D a partir de una simple radiografía, lo cual permitía interpretar qué posibilidad había de que el paciente tuviese alguna anomalía potencial. El cáncer es, sin duda, una de las enfermedades que más ha sido analizada gracias a esta tecnología basada en inteligencia artificial.

El principal problema de esta solución radica en el coste por diagnóstico realizado. La investigación ha concluido que la producción de cada análisis es muy cara todavía. El problema principal está relacionado con la creación de un patrón de diagnóstico. Para ejecutar esta opción, se requiere un gran empleo de recursos, por lo que es imprescindible contar con un hardware especializado.

El diseño de un retrato digital con las conclusiones ha sido, no obstante, muy positivo. Por ello, no sería extraño disfrutar de una solución de estas características en los próximos años. La disposición de una inversión con garantías podía hacer que su estandarización fuese una realidad en los próximos años. ¿Sería capaz de sustituir el análisis clínico del personal médico?

Una ayuda que facilitará la detección precoz de enfermedades

En la actualidad, la disposición de pruebas médicas no siempre es accesible al usuario. En los últimos años hemos visto cómo los recursos destinados al ámbito de la salud se han reducido a causa de los recortes presupuestarios. Este tipo de tecnología podría volver a aportar todo aquello que hemos perdido.

La inteligencia artificial nos ha proporcionado toda una serie de herramientas de gran rendimiento. <a href="https://knowi.es" rel="nofollow" target="_BLANK">Knowi</a>

Este tipo de alternativas se ha convertido en una de las líneas de investigación con mayor desarrollo en el mercado de la innovación. Sin embargo, tal y como ocurre en otras industrias, sus recursos pueden emplearse para hacer el bien o para hacer el mal. Es por ello que su regulación es, a día de hoy, muy difícil. ¿Cómo se conseguirá promocional únicamente el lado positivo?

La contestación a esta cuestión será el tema fundamental sobre el que tejer una reglamentación. Una vez constituida una serie de normas sobre la materia, se podrán desarrollar toda una serie de sistemas con el fin de mejorar la vida de las personas. Para ello, todavía queda un tiempo, pero se espera que a lo largo de los próximos años se vaya puliendo una reglamentación internacional.

¿Imaginas una herramienta capaz de pronosticar con una gran exactitud, por ejemplo, si un lunar determinado es peligroso? ¿Y si una simple fotografía fuese suficiente para la determinación de un diagnóstico seguro? Este tipo de aplicaciones son las que podríamos esperar si la inteligencia artificial se desarrollase para hacer el bien.