Científicos japoneses creen haber encontrado la clave para vivir más años con buena salud y todo tiene que ver con esta proteína
Un estudio japonés muestra en ratones que, cuando las células producen energía de forma más eficiente, los animales no solo viven más tiempo, sino que también envejecen mejor
Podríamos pensar que uno de los grandes retos de la medicina es conseguir vivir más. Sin embargo, el verdadero desafío científico es vivir mejor durante más tiempo. En lugar de centrarse solo en vivir más años, la ciencia busca ahora que esos años sean de buena calidad. En ese contexto, un reciente estudio japonés señala a una pequeña proteína de las mitocondrias como una posible clave para envejecer de forma más saludable.
Una proteína para alargar nuestra vida
Partimos de una investigación publicada en la revista científica Aging Cell, donde se señala a la proteína COX7RP como elemento fundamental para mejorar el funcionamiento de las mitocondrias. Y sí, primero vamos a aclarar que son las mitocondrias. Estamos hablando de las estructuras diminutas dentro de las células cuya función es producir la energía que permite al organismo vivir y funcionar.
Por tanto, cuando las mitocondrias fallan, el organismo envejece peor y aumentan las enfermedades asociadas a la edad. Y es aquí donde entran los científicos del Instituto Metropolitano de Geriatría y Gerontología de Tokio, que llevaban tiempo estudiando cómo las mitocondrias colocan sus piezas internas para fabricar energía.
Se dieron cuenta de que las partes encargadas de producirla pueden agruparse en conjuntos más grandes, llamados supercomplejos, que trabajan de forma más eficiente y generan menos residuos dañinos. A pesar de que se sabía que estos supercomplejos existen, no estaba claro si realmente mejoraban la salud o ayudaban a vivir más.
Y aquí es donde entra la investigación de la que te estamos hablando. Para comprobar si los supercomplejos mejoraban la salud, los investigadores crearon ratones modificados para producir más COX7RP, una proteína que favorece esa organización interna, y observaron sus efectos a lo largo de toda su vida. ¿El resultado? Los ratones con niveles elevados de esta proteína vivieron un 6,6 % más que los ratones normales.
Lo que parece una mejora modesta, en términos biológicos es significativa. Además, no se trató solo de vivir más tiempo, sino de vivir mejor. Estos animales mostraron una mejor regulación de la glucosa, mayor sensibilidad a la insulina y menos triglicéridos y colesterol en sangre. Además, presentaron mayor resistencia muscular y menos acumulación de grasa en el hígado, dos indicadores de un envejecimiento metabólico más lento.
A escala celular, los investigadores comprobaron que las mitocondrias trabajaban mejor. Estaban mejor organizadas, producían más energía y generaban menos sustancias dañinas, que son las que deterioran los tejidos con la edad. También aparecieron niveles más altos de moléculas asociadas a una mayor longevidad y menos señales de envejecimiento celular e inflamación.
Por tanto, si las mitocondrias producen energía de forma más eficiente, muchos procesos ligados al envejecimiento se ralentizan. Comprender cómo ocurre esto podría permitir en el futuro desarrollar medicamentos que ayuden a mantener las células más sanas durante más tiempo. No se trata de vivir para siempre, sino de algo que tiene más sentido: llegar a edades avanzadas con más energía y calidad de vida.