Donald Trump promete volver a la Luna antes de lo que se pensaba: apenas faltan dos años para que pase
La Casa Blanca redobla su apuesta por la Luna con un ambicioso plan que busca una base permanente para 2030, en una nueva era espacial que cede todo el protagonismo al sector privado y deja a Marte en el olvido
La Casa Blanca ha trazado una nueva hoja de ruta para la carrera espacial, y su destino principal ya no son las estrellas lejanas, sino un pragmatismo mucho más cercano a la Tierra. La directiva presidencial "Ensuring American Space Superiority", firmada por Donald Trump, redefine por completo las prioridades de Washington, aparcando los grandes sueños de exploración para centrarse en un objetivo muy concreto: consolidar la supremacía estadounidense en el espacio a través de la industria y la explotación de recursos.
De hecho, el cambio más profundo que impulsa esta nueva política es un giro radical hacia el sector privado. La directiva establece de forma explícita que se favorecerán los servicios de lanzamiento comerciales y se agilizarán los contratos con empresas privadas. Este modelo de externalización llega hasta tal punto que se planea sustituir la Estación Espacial Internacional por plataformas orbitales de gestión privada antes de que termine la década, convirtiendo la órbita baja terrestre en un nuevo mercado.
El sueño de Marte queda en suspenso
En este nuevo escenario, la Luna se convierte en la joya de la corona, el primer gran proyecto de esta era comercial. El conocido Programa Artemis, liderado por la NASA bajo la dirección del empresario Jared Isaacman, recibe el encargo de materializar esta ambición con una fecha límite muy clara: el regreso a la Luna para 2028. Según informa el medio Ars Technica, este no será un simple viaje de ida y vuelta, sino el primer paso de una estrategia mucho más amplia de ocupación y aprovechamiento de nuestro satélite.
Hoy, viernes 19 de diciembre, el cometa 3I/ATLAS alcanza su punto más cercano a la Tierra. No representa ningún peligro y se mantiene a 274 millones de kilómetros. Aquí, un experto responde las preguntas más frecuentes sobre 3I/ATLAS: pic.twitter.com/PpMgry290n
— NASA en español (@NASA_es) December 19, 2025
Por otro lado, la directiva no se detiene en la reconquista lunar. El plan definitivo es establecer un puesto avanzado lunar permanente para el año 2030, una base operativa que requerirá una fuente de energía fiable y constante. Para ello, el documento autoriza una solución tecnológica de envergadura: el despliegue de reactores nucleares en la superficie lunar, cuyo primer lanzamiento está previsto para la misma década de 2030.
Sin embargo, este ambicioso plan tiene un coste elevado en otros frentes de la exploración espacial. La nueva hoja de ruta disuelve el Consejo Nacional del Espacio y, sobre todo, deja en el aire uno de los grandes anhelos de la humanidad: la misión tripulada a Marte, que se queda sin fecha, sin planes concretos y sin presupuesto. En este nuevo tablero de juego, donde la comercialización y la infraestructura lo son todo, la investigación científica queda relegada a un discreto segundo plano.