El ataque de Donald Trump contra las renovables tiene una víctima inesperada: la inteligencia artificial

Donald Trump aboga por el uso de combustibles fósiles para satisfacer la demanda energética de la IA

El ataque de Donald Trump contra las renovables tiene una víctima inesperada: la inteligencia artificial
La implementación de energías renovables es más rápida y económica que la construcción de, por ejemplo, centrales eléctricas de gas
Publicado en Ciencia

Los bots conversacionales que millones de personas en todo el mundo utilizan a diario, como ChatGPT, Claude, Copilot o Gemini, no son «mágicos», sino que funcionan gracias a los gigantescos centros de procesamiento de datos que reciben las peticiones de los usuarios para ofrecer la respuesta deseada. Estos centros, como no podía ser de otra manera, funcionan con energía.

La inteligencia artificial tiene dos problemas: su imparable desarrollo y popularidad. Esto se traduce en que cada vez se necesita más energía para satisfacer la creciente demanda. Varias compañías especializadas en IA, como Google y Amazon, están buscando soluciones al problema, y una de ellas sería el uso de energía nuclear procedente de pequeños reactores nucleares. No obstante, a finales de 2024 Estados Unidos no estaba muy entusiasmado con la idea, pero puede que con Donald Trump al mando la historia sea diferente.

El magnate neoyorquino lleva casi cinco meses de mandato y cada decisión política que toma es más polémica que la anterior. Aparte de su guerra comercial con China, también se la tiene jurada a las energías renovables. Desde que está en la Casa Blanca, ha suspendido diversos proyectos de energía limpia, lo que pone en duda el futuro de la inteligencia artificial en los Estados Unidos de América.

Sin las energías renovables, podría ser imposible que la IA se sustente

La industria de la inteligencia artificial ha sido clara: los ataques de la administración Trump contra las energías renovables podría frenar su crecimiento, ya que los centros de procesamiento de datos no podrían satisfacer la creciente demanda. Sería como darse un «tiro» en el pie, ya que el objetivo de Estados Unidos es ser la primera potencia mundial en cuanto a esta tecnología.

La administración Trump, como avanzábamos, ha suspendido varios proyectos de energía limpia en tierras federales, detuvo los préstamos federales y ha cancelado proyectos de alto perfil, como el sitio Empire Wind de 5 mil millones de dólares de Equinor (un parque eólico marino planificado frente a las costas de Nueva York, desarrollado por las empresas Equinor, noruega, y BP, británica).

Las empresas tecnológicas están preocupadas por la situación, ya que las restricciones a las energías renovables podrían crear cuellos de botella, incrementar los costos y empujar a los operadores a utilizar energías más sucias con el medioambiente. Simon Ninan, vicepresidente senior de Hitachi Vantara, que construye equipos e infraestructura para centros de datos, dijo que el “enfoque antagónico” de la administración Trump hacia la energía renovable podría hacer que sea “imposible satisfacer el crecimiento de datos que está ocurriendo”.

Paradójicamente, las trabas a las renovables podrían provocar que Estados Unidos perdiera su liderazgo en la carrera de la inteligencia artificial, y China viene pisando fuerte. En apenas unos meses, podría arrebatar el puesto al país norteamericano. Es difícil comprender las decisiones de Trump cuando ha advertido que perder ante China es una amenaza mayor para el mundo que el calentamiento global.

La solución del mejor amigo de Elon Musk es aumentar el uso de combustibles fósiles para su suministro. Pero los expertos no están convencidos con la medida, y advierten que será difícil satisfacer la demanda sin aumentar considerablemente la capacidad energética renovable, cuya implementación es más rápida y económica que la construcción de centrales eléctricas de gas.

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