El cambio climático se cobra otra víctima: ballenas y delfines se ven afectados en este aspecto vital de sus vidas

Los científicos exigen medidas urgentes: cambiar las rutas de los barcos y regular la pesca

El cambio climático se cobra otra víctima: ballenas y delfines se ven afectados en este aspecto vital de sus vidas
Las ballenas también son víctimas del cambio climático
Publicado en Ciencia

Las migraciones de ballenas y delfines, uno de los espectáculos más grandiosos de la vida en los océanos, están siendo cada vez más caóticas debido al cambio climático. Lo que siempre ha parecido ser un viaje perfectamente sincronizado entre aguas tropicales, donde se crían a los nuevos miembros de las familias, y mares polares, repletos de alimento, hoy está completamente desajustado por mares más cálidos, olas de calor en el océano y la huida de sus presas hacia otros lugares.

El viaje interrumpido de ballenas y delfines

Recientemente, en un informe publicado en la página web de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, hemos podido conocer una advertencia inesperada. Más de 70 científicos han alertado de que casi ninguna especie migratoria escapa ya al impacto del calentamiento global. Una de cada cinco de esas especies, además, está al borde de la extinción.

El informe muestra ejemplos en multitud de continentes y océanos. Los elefantes asiáticos se ven empujados a zonas más altas y cercanas a los humanos debido a las sequías. Las aves costeras llegan a sus zonas de cría en el Ártico cuando los insectos ya han desaparecido. Las praderas marinas, alimento esencial para tortugas, han perdido el 30% de su extensión mundial, debilitando ecosistemas que almacenan carbono y protegen las costas. Sin embargo, es en los océanos cuando la fotografía se vuelve más angustiosa para delfines y ballenas.

El mar Mediterráneo, por ejemplo, ofrece poco futuro para el rorcual común, ya que hasta un 70% de su hábitat podría desaparecer a mitad de siglo. ¿Las causas? La investigación indica que tanto el calor como la falta de presas pueden ser las principales razones. Por su parte, si viajamos hasta el Amazonas, más de 200 delfines murieron en 2023 atrapados en lagunas que alcanzaron temperaturas extremas. Frente a California, las ballenas jorobadas se topan con redes de pesca y en el Atlántico Norte, los últimos 400 ejemplares de ballena franca chocan contra barcos y redes.

La imagen se vuelve aún más oscura en el Océano Antártico, despensa y criadero de muchas especies de ballenas. Si el hielo continúa derritiéndose, los bancos de kril irán reduciéndose o, directamente, desaparecerán. Por desgracia, esto significa que la gran despensa de animales acuáticos de gran tamaño irá mermando sus capacidades.

Los expertos advierten que no basta con establecer áreas marinas protegidas fijas. Para la mayoría de los científicos, es necesario un conjunto de lo que se conoce como medidas dinámicas. Esto significa vigilar en tiempo real los movimientos de los cetáceos, desviar rutas marítimas, limitar la velocidad de los barcos y adaptar la pesca a los nuevos escenarios.

Las migraciones de animales, por desgracia, no entienden de fronteras. Es por ello que la cooperación internacional es indispensable si queremos evitar que los océanos se conviertan en un yermo, con especies que los han habitado durante cientos de miles de años y que podrían no solo ir viendo sus poblaciones mermadas, sino también observar de primera mano cómo los océanos pierden el equilibrio vital que los sostiene.

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