Esta «fábrica» tiene más de 125.000 años y sirve para demostrar que los neandertales eran más inteligentes de lo que creíamos

Los neandertales eran más listos de lo que pensábamos en un principio. Estos seres humanos parientes nuestros eran capaces de hacer fuego, crear fábricas de alimentos y mucho más

Esta «fábrica» tiene más de 125.000 años y sirve para demostrar que los neandertales eran más inteligentes de lo que creíamos
Reconstrucción moderna de cómo sería un neandertal (National Geographic)
Publicado en Ciencia

Durante mucho tiempo, la imagen popular y académica de los neandertales los presentaba como seres menos sofisticados que el Homo sapiens, limitados en sus capacidades cognitivas y organizativas. Se les veía como cazadores-recolectores simples, viviendo al día en entornos difíciles y con una capacidad de adaptación y previsión muy básica.

Sin embargo, las últimas décadas de investigación arqueológica han ido desmantelando gradualmente esta visión simplista. Cada nuevo yacimiento, cada fósil o herramienta descubierta, añade capas de complejidad a nuestra comprensión de estos parientes extintos, revelando habilidades que antes creíamos exclusivas de nuestra propia especie.

Ahora, un hallazgo excepcional en Alemania no solo refuerza esta tendencia, sino que propone una capacidad de planificación y gestión de recursos en los neandertales que supera con creces lo que se creía posible para ellos hace más de cien mil años, planteando un nuevo paradigma sobre su inteligencia.

La «fábrica» prehistórica que desvela la astucia neandertal

En el yacimiento de Neumark-Nord 2, ubicado en el centro de Alemania, arqueólogos han desenterrado evidencias de una actividad que se remonta a hace más de 125.000 años y que redefine la inteligencia neandertal, según apuntan desde Science Journal. Este lugar no parece haber sido solo un campamento temporal, sino un centro especializado en el procesamiento intensivo de restos animales a una escala sorprendente.

Los hallazgos indican que los neandertales de este lugar recolectaban huesos de una gran cantidad de mamíferos de gran tamaño, incluyendo uros, caballos y ciervos. En lugar de simplemente descartarlos tras consumir la carne, se dedicaban a fracturar y procesar estos huesos a gran escala, con evidencias de manejo de restos de al menos 172 animales individuales, una cifra considerable para un único emplazamiento.

El objetivo de esta laboriosa tarea parece claro: extraer la grasa de alto valor calórico contenida en la médula y en los propios huesos. Se cree que utilizaban técnicas como la ebullición de fragmentos óseos en agua para obtener este valioso recurso energético, fundamental para la supervivencia en climas fríos y como complemento esencial a una dieta eminentemente cárnica, ayudando a evitar problemas nutricionales.

Esta sofisticada actividad demuestra una planificación anticipada y una gestión de recursos notablemente avanzada para la época. Implica la selección estratégica de un lugar específico para la tarea (probablemente junto a una fuente de agua), la organización para transportar y acumular grandes cantidades de restos óseos, y el conocimiento para aplicar procesos complejos para obtener un nutriente esencial. Lejos de ser meros oportunistas, actuaban como auténticos estrategas conscientes del valor nutricional y las técnicas para explotarlo.

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