Esta superbacteria es realmente peligrosa, pudiendo llegar a comerse implantes médicos de plástico

Estamos ante una bacteria hospitalaria que puede alimentarse de materiales usados en suturas, implantes y apósitos

Esta superbacteria es realmente peligrosa, pudiendo llegar a comerse implantes médicos de plástico
Cómica imagen de una superbacteria alimentándose de productos médicos
Publicado en Ciencia

Una bacteria común en los hospitales ha dado muestras de la capacidad de supervivencia de estos microorganismos: puede digerir plásticos utilizados en dispositivos médicos dentro del cuerpo humano. Al menos, así lo revela un reciente estudio publicado en Cell Reports por investigadores de la Universidad Brunel de Londres, que ha encendido las alarmas entre expertos en control de infecciones.

Amenaza en los hospitales ante una superbacteria que se come los plásticos médicos

El microorganismo protagonista de esta historia es el conocido científicamente como Pseudomonas aeruginosa, un viejo conocido en las unidades de cuidados intensivos. Además de tener la capacidad de sobrevivir en plásticos como el policaprolactón, también los utiliza como alimento. Este material, presente en suturas absorbibles, apósitos o mallas quirúrgicas, puede ser degradado hasta en un 78% en solo una semana, gracias a una enzima recién identificada y llamada Pap1.

El profesor Ronan McCarthy, autor principal del estudio, asegura en un comunicado publicado en la página web de la Universidad Brunel de Londres que "los plásticos, incluidas las superficies plásticas, podrían ser potencialmente alimento para estas bacterias". De hecho, recalca que:

Los patógenos con esta capacidad podrían sobrevivir durante más tiempo en el entorno hospitalario. Esto también significa que cualquier dispositivo o tratamiento médico que contenga plástico podría ser susceptible a la degradación bacteriana".

Lo más preocupante no es solo la digestión del material. Al descomponer el plástico, la bacteria refuerza sus biofilms, una comunidad de microorganismos que crecer unidos entre sí y que actúan como escudos frente a los antibióticos, lo que complica aún más su erradicación. Un doble golpe: se alimenta y, de paso, se blinda frente a las agresiones del exterior.

A pesar de que el estudio se centra en el policaprolactón, los investigadores también detectaron enzimas similares en otras bacterias, lo que sugiere que otros plásticos muy comunes, como el poliuretano o el tereftalato de polietileno, también podrían estar en la diana de esta superbacteria. Entre sus alimentos predilectos, podemos hablarte de, por ejemplo, implantes dentales, catéteres, apósitos avanzados o incluso prótesis mamarias.

Este tipo de implantes médicos podrían verse comprometidos si estas bacterias colonizan y degradan sus componentes plásticos. Además, también existe un posible impacto en nuevos brotes hospitalarios prolongados o recurrentes sin explicación aparente. Según Ronan McCarthy, "“el plástico está presente en todas partes en la medicina moderna, y resulta que algunos patógenos se han adaptado para degradarlo, con lo que necesitamos comprender el impacto que esto tiene en la seguridad del paciente”.

Como puedes leer, la medicina moderna está construida, en parte, sobre plásticos. Es aquí donde entra en juego la advertencia del estudio: los patógenos también evolucionan y pueden estar un paso por delante de nosotros. El enemigo ya no solo se esconde en el aire o en la piel, sino que también podría estar comiéndose aquellos inventos que nos ayudan a mejorar nuestra salud.

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