Estados Unidos demuestra una vez más que todo se puede comprar y vender en suelo americano, incluso ubicaciones de la Segunda Guerra Mundial
El ataque japonés a Pearl Harbor fue decisivo para que Estados Unidos iniciara la construcción de esta base aérea que ahora ha sido comprada por un empresario privado

Echar la vista atrás en acontecimientos históricos tan relevantes como la Segunda Guerra Mundial obliga a marcar infinidad de acontecimientos como claves en el desarrollo del conflicto. Para Estados Unidos por ejemplo, el punto de inflexión fue el ataque japonés sufrido en Pearl Harbor, en el que 2.404 militares y civiles americanos perdieron la vida ante el ataque de 353 aviones nipones. El ejército oriental recibiría tiempo después la venganza americana con el hundimiento del barco más poderoso de su flota.
El golpe tanto a las infraestructuras como al capital humano estadounidense de Pearl Harbor fue devastador y llevó a tomar una decisión que tiene su consecuencia en nuestros días: la necesidad de entrenar pilotos para las fuerzas aéreas. Era clave además la capacidad de entrenar un número elevado por la rapidez con que caían los soldados de esta especialidad en combate y por ello se construyeron más instalaciones aéreas tras el suceso.
Ante ese escenario Estados Unidos proyectó la construcción de la base Eagle Field en 1942. Situada en el condado de Fresno, California, a 10 millas al sur de Dos Palos y 15 millas al norte de Firebaugh, Eagle Field era considerada en la época una instalación de alto rendimiento por su modernidad frente al resto de campos de entrenamiento para el desarrollo de los pilotos estadounidenses a los que a buen seguro les habría fascinado volar con ejemplares como este F-35.
Todo cuanto se sabe de la instalación es gracias a la labor de Jim Bertao, administrador e historiador de Eagle Field que ha documentado con detalle los entresijos de la instalación a lo largo de los años.
Las operaciones de instrucción en la base aérea se prolongaron por un plazo de unos 30 meses ya que tras ese tiempo tal como indica el propio Bertao: “Estados Unidos y el resto de los aliados tomaron la delantera en el esfuerzo bélico y había suficientes pilotos estudiantes en proceso", destacó. En ese margen de tiempo en Eagle Field se instruyeron 5.000 pilotos. Llama la atención un dato más y es el mínimo porcentaje de accidentes mortales que registró la base, puesto que tanto solo se produjeron 3 fallecimientos de pilotos durante sus entrenamientos en vuelos.

El final de la Segunda Guerra Mundial supuso también el fin de Eagle Field como pista de entrenamiento y su uso pasó a ser de almacén para aviones del ejército estadounidense. Por supuesto el museo de Eagle Field seguía teniendo su sede en los hangares de dicha instalación que fue adquirida en 1980 según consta en la web oficial de la instalación por alguien que había sido vecino de la instalación desde años atrás, Joe Davis.
Desgraciadamente el estado de salud de Davis parece haber decidido por él cuándo desprenderse de una instalación de lo más relevante en la historia aérea estadounidense y Guy Kaplinsky, CEO de la empresa de Fabricación de componentes aeroespaciales y de aviación AKSA, se ha hecho con las instalaciones por una cifra que no ha sido revelada, demostrando que en Estados Unidos casi todo se puede comprar y vender.