Pesaba más de 70.000 toneladas y una vez fue el barco de guerra más grande del mundo. Estados Unidos lo hundió durante la Segunda Guerra Mundial
La Armada Japonesa tuvo durante la Segunda Guerra Mundial los dos buques de guerra más grandes de su tipo. El acorazado Yamato y Musashi fueron el terror del mar antes de ser hundidos por Estados Unidos

Que el planeta Tierra esté recubierto por tres cuartas partes de agua es razón suficiente para que los países de todo el mundo inviertan muchos recursos en poseer grandes flotas. Durante el siglo XX se crearon las mayores de la historia y una de las más potentes fue la armada del Imperio Japonés. Este organismo tuvo durante la Segunda Guerra Mundial el acorazado más grande de la historia, el Yamato que podía transportar 72.800 toneladas de peso.
Hace ochenta años, las grandes potencias como eran Estados Unidos, Japón, Reino Unido y la Unión Soviética competieron en el mar por poseer grandes flotas con las que disuadir a sus enemigos. Para ello la inversión realizada en cuestiones marítimas fue inmensa. Durante la Segunda Guerra Mundial los mares vieron el nacer y esplendor de los portaaviones, los cuales se convirtieron pronto en el activo más importante de la guerra en el mar. No obstante, había más tipos de navíos de todos los tamaños y formas.
Hoy, las cosas han cambiado mucho. Los portaaviones están perdiendo poco a poco su corona, o al menos eso dicen, debido a los misiles hipersónicos. Por otra parte, los drones son un reciente problema que ha necesitado importantes actualizaciones para enfrentarlos. Estado Unidos es quien más buques de esta clase tiene, pero China quiere alcanzarle.
El acorazado Yamato fue una auténtica bestia de los mares hasta que fue hundido
Antes de 1939, el buque insignia de todas las flotas era el acorazado. Estos enormes barcos estaban blindados y poseían toda una serie de grandes baterías que podían llegar hasta los 460 mm de calibre. Estas moles de acero y titanio estaban creadas para enfrentarse a múltiples enemigos y salir indemnes del combate. No obstante, la aparición de los portaaviones los dejó relegados a un segundo plano, pues las aeronaves podían atacar los puntos débiles de los acorazados desde el aire y en picado.
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En 1941, durante el ataque a Pearl Harbor se pudo comprobar perfectamente el daño que podía provocar un ataque aéreo lanzado desde un portaaviones. También se vio al año siguiente en Midway, cuando Estados Unidos golpeó con dureza a la Flota japonesa. Ahora bien, tras las enormes pérdidas el Imperio del Sol Naciente siguió construyendo barcos. Uno de los botados en 1942 fue el acorazado Yamato, que sería el último y el más grande su clase. Su construcción empezó en 1937, pero no terminó hasta cinco años después ya empezada la contienda.
El Yamato salió a alta mar junto a su hermano gemelo, el Musashi, el cual tenía sus mismas características. ¿Cuáles era? Pues los números, aunque parezcan sacados de un libro de ciencia ficción fueron totalmente reales. Estos dos navíos podían llevar hasta 72.800 toneladas. Respecto al Yamato contaba en 1945 con 9 cañones de 460 mm, 6 cañones de 155 mm, 24 cañones de 127 mm y nada menos que 162 cañones de 25 mm. Su tripulación era de 2.600 marineros y tenía una autonomía de 13.000 kilómetros a 30 kilómetros por hora.
Con este armamento y con un blindaje de 410 mm, nadie se confundirá en decir que fue el barco de guerra más grande de su tipo. Sin embargo, y a pesar de lo que pensará alguno de nuestros lectores, no, jamás entró en combate contra otros navíos. El Yamato fue hundido el 7 de abril de 1945 tras ser detectado por la aviación estadounidense. Recibió un ataque masivo por parte de 386 aviones de combate donde encajó el impacto de 17 bombas y 36 torpedos, lo que da prueba de su dureza. El Yamato se hundió y su pecio no sería redescubierto hasta 1984. El mismo está a una profundidad de 340 metros.