Las tierras raras que China ha dejado de exportar en realidad no son tan raras. Aquí está la razón de ello

China cree que tiene a Occidente entre la espada y la pared, pero puede que estén subestimando su capacidad de reinvención

Las tierras raras que China ha dejado de exportar en realidad no son tan raras. Aquí está la razón de ello
La minería de tierras raras podría no ser una baza tan importante para China como nos quieren hacer ver
Publicado en Ciencia

En plena guerra comercial con Estados Unidos, China vuelve a utilizar uno de sus comodines favoritos: limitar la exportación de minerales raros. Sin embargo, lo que parece una temible estrategia, en realidad puede que tenga menos gancho de lo esperado. Y es que si hablamos de tierras raras, puede que estas no lo sean tanto. Te lo explicamos a continuación de manera más detallada.

Malas noticias para China: los minerales raros no son tan raros

Ya en julio de 2023, China anunció restricciones a la exportación de galio y germanio, dos minerales fundamentales para la fabricación de paneles solares y semiconductores. Desde entonces, la lista negra ha ido aumentando, incluyendo minerales como el antimonio o el grafito. Hace poco, China ha incluido a siete tierras raras, samario, gadolinio, terbio, disprosio, lutecio, escandio e itrio, a un sistema de licencias, que busca asfixiar a Estados Unidos. ¿El problema? Esas tierras raras no son tan raras.

El profesor Ian Lange, experto en economía de la Escuela de Minas de Colorado, ha hablado con el medio Wired acerca de este asunto y asegura, sin temor a equivocarse, que el planeta puede sobrevivir sin los minerales chinos. Si hablamos del corto plazo, las empresas pueden utilizar sus reservas o reciclar componentes electrónicos.

Hablando del medio y largo plazo, pueden existir dos soluciones: o bien se impulsa la minería nacional o bien se rediseñan los productos para depender menos de estos elementos raros. Sin embargo, también convendría aclarar el término de tierras raras. No estamos hablando de minerales que sean escasos, sino de materiales que están dispersos y son complicados de separar. China lleva años dominando su refinado y es por ello que tiene una gran ventaja respecto al resto de países.

La parte positiva de este embrollo es que las tierras raras son el equivalente a una especia en cocina, no son imprescindibles, aunque mejoran los productos. Se emplean en coches eléctricos o turbinas eólicas, pero sin ellas continuarían funcionando. Por otro lado, siempre queda la opción de recurrir a otros países que no sean China, como podría ser el caso de Bélgica, que parece haberse convertido en una vía para reexportar germanio chino a Estados Unidos desde Europa.

A largo plazo, el eje central de la solución parece estar en la innovación. Compañías como Tesla ya han reducido su dependencia de las tierras raras en un 25% para sus motores eléctricos y pretende eliminarla del todo en el futuro. Pero, ¿será capaz Occidente de ensuciarse las manos con la minería, una industria poco rentable y muy contaminante? Puede que sea la única opción para evitar la estrangulación china.

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