Los secretos de por qué los pájaros vuelan están en este fósil y es de un antiguo dinosaurio

El secreto de por qué algunos dinosaurios con plumas no podían volar y el Archaeopteryx sí

Los secretos de por qué los pájaros vuelan están en este fósil y es de un antiguo dinosaurio
Fósil de Archaeopteryx de Chicago bajo la luz ultravioleta | Imagen de Delaney Drummond
Publicado en Ciencia

El ser humano siempre ha sentido fascinación por las aves, por no decir envidia: que puedan trasladarse a cualquier parte con solo desplegar sus alas, sin que les afecten los obstáculos terrestres, es un sueño para muchas personas. Sobre todo para las que sufren a diario los problemas de tránsito para acudir al trabajo, ya sea en su propio coche o en transporte público.

Cómo surgieron las aves es algo que tiene en vilo a bastante gente. El paso de dinosaurios terópodos (carnívoros bípedos) a animales con plumas capaces de volar es un momento clave en la evolución. Una de las primeras aves de la historia es el Archaeopteryx, que vivió hace unos 150 millones de años en el Período Jurásico tardío. De hecho, durante muchos años fue considerada la primera ave verdadera. Tenía plumas bien desarrolladas, alas y cola larga con vértebras, dientes en la boca, garras y capacidad para planear o realizar vuelos cortos.

No obstante, algunos científicos lo consideran un dinosaurio muy cercano a las aves modernas, y no un ave como tal. Unos 10 millones de años antes que el Archaeopteryx existió el Anchiornis, un dinosaurio emplumado muy parecido a las aves primitivas, pero que no sería exactamente una de ellas. Un espécimen bien conservado, el Archaeopteryx de Chicago, está revelando nuevos detalles que podrían arrojar más luz al origen de las aves.

Un ejemplar del tamaño de una paloma desenterrado en la década de los 90

El fósil de Archaeopteryx de Chicago tiene los tejidos blandos y detalles esqueléticos mejor conservados jamás vistos en esta especie. Fue desenterrado en Solnhofen, Alemania, en 1990, y adquirido por el Museo Field en 2022. Durante décadas, este ejemplar había estado en manos privadas. Se trata del ejemplar más pequeño descubierto hasta la fecha; su tamaño es similar al de una paloma.

Sus huesos estaban incrustados en una losa de piedra caliza. El equipo asegura que debido a la fragilidad del fósil no se pudo extraer completamente de la roca. Por lo tanto, los preparadores trabajaron cuidadosamente la roca circundante, y se utilizaron tomografías computarizadas (TAC) para identificar los bordes del fósil.

La tomografía computarizada fue muy importante para nuestro proceso de preparación; nos permitió saber que el hueso está exactamente 3,2 milimetros por debajo de la superficie de la roca, lo que nos permitió saber exactamente qué tan lejos podíamos llegar antes de chocar con el hueso - Jingmai O'Connor, curadora asociada de reptiles fósiles del Museo Field y autora principal del artículo

Otra técnica imprescindible para su estudio fue la luz ultravioleta. Cuando los fósiles de Solnhofen se exponen a la luz ultravioleta, hay ligeras variaciones químicas que hacen que sus tejidos blandos brillen, revelando detalles que normalmente no se pueden ver. Los investigadores centraron su estudio sobre todo en la cabeza, las manos, los pies y las plumas de las alas.

El examen de los huesos del cráneo está arrojando luz sobre la evolución de la kinesis craneal, el movimiento independiente del pico observado en las aves modernas. Además, los tejidos blandos preservados en las manos y los pies respaldan la idea de que el Archaeopteryx no era solo una criatura aérea, sino que pasaba mucho tiempo en el suelo y que, además, trepaba a los árboles.

La revelación más significativa, sin embargo, está en sus alas. El fósil ofrece la fuerte evidencia de que podía volar, principalmente debido a un conjunto de largas plumas terciarias en su brazo superior, algo que no se había visto antes en esta especie. Además, en comparación con la mayoría de las aves actuales, el Archaeopteryx tiene un hueso braquial muy largo. Si intentas volar teniendo un hueso braquial largo, puede crear un espacio entre las largas plumas primarias y secundarias del ala y el resto del cuerpo. Si el aire pasa por ese espacio, se altera la sustentación generada y no puedes volar.

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