No son nuestros enemigos y pronto serán nuestra comida: un grupo de científicos crea hongos modificados que podrían sustituir la carne

Crear una proteína derivada de hongos más nutritiva, sostenible y con sabor a carne es posible editando genes sin añadir ADN externo

No son nuestros enemigos y pronto serán nuestra comida: un grupo de científicos crea hongos modificados que podrían sustituir la carne
Detalle de la estructura de un hongo
Publicado en Ciencia

La carrera por las proteínas del futuro suma un nuevo candidato y no es del reino animal, sino de uno poco explorado en nuestras dietas. Investigadores chinos han demostrado que es posible mejorar las propiedades de un hongo comestible mediante edición genética sin insertar ADN ajeno. El resultado es un producto que sabe a carne, se digiere mejor y que necesita muchos menos recursos para producir la misma cantidad de proteína.

El hongo que quiere competir con la carne

La investigación publicada en la revista científica Trends in Biotechnology, tiene como punto de partida el Fusarium venenatum, un hongo aprobado para consumo en países como Reino Unido, China o Estados Unidos. Este ingrediente se ha convertido en una alternativa repleta de proteínas por su textura fibrosa y su sabor suave, que imita a la carne. Sin embargo, aún tenía un par de inconvenientes. Por un lado, y al tener una pared celular gruesa, parte de sus nutrientes quedaban atrapados y por eso cuesta más digerirla. Además, la sostenibilidad no estaba de su lado, ya que para cultivarlo se necesitan tanques gigantes alimentados con grandes cantidades de azúcar y nutrientes, un proceso que consume mucha energía.

La solución, según la información publicada en EurekAlert, pasa por la edición genética. Los científicos aplicaron la técnica CRISPR para desactivar dos genes de este hongo: uno relacionado con la enzima que fabrica quitina, responsable del grosor de la pared celular, y otro asociado a su metabolismo. Pero, ¿qué se consigue con esto? Al eliminar la capacidad de formar una pared tan gruesa, el hongo se vuelve más fácil de digerir, mientras que al ajustar su metabolismo, se necesitan menos nutrientes para crecer.

Así luce un Fusarium venenatum

Así luce un Fusarium venenatum

La nueva cepa de Fusarium venenatum, bautizada como FCPD, ha ofrecido cifras exitosas, necesitando un 44% menos de azúcar para generar la misma cantidad de proteína y, además, haciéndolo un 88% más rápido. En este caso, no solo se trata de mejorar este ingrediente, sino de hacerlo sostenible. Y para evaluar su impacto en el medioambiente, los investigadores realizaron simulaciones en diferentes países.

La simulación de la producción del FCPD fue realizada en entornos tan distintos como China o Finlandia, con un resultado excepcional: la huella de carbono era inferior a la del hongo original. Se consiguieron reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 60%. Y si se compara su huella con la industria del pollo, se evidenció que este hongo requiere un 70% menos de terreno.

Por tanto, la conclusión es clara. Si queremos proteínas asequibles, nutritivas y sostenibles, el FCPD puede ser una opción a valorar. Evidentemente, no va a sustituir a las proteínas animales de la noche a la mañana, pero sí puede ayudar a cuidar del planeta sin demasiados sacrificios en el sabor o la textura. La edición genética demuestra, una vez más, que nuestras despensas podrían cambiar radicalmente en las próximas décadas.

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