Reino Unido da otro paso para conseguir energía limpia ilimitada: la fusión nuclear más cerca que nunca
Un nuevo centro de ensayos en el norte de Inglaterra reproduce las condiciones reales de una futura central de fusión y ayuda a desarrollar los imanes especiales necesarios para producir energía limpia de forma comercial
Si algo conoces de la fusión nuclear, esta suele imaginarse como un proceso dominado por altísimas temperaturas, comparables a las del interior de las estrellas. Una de las grandes dificultades de esta fuente de energía es mantener estable y controlado ese plasma ardiente. Para ello se están estudiando tecnologías que deben operar justo en el extremo opuesto del termómetro. Ahí entra en juego ELSA, la nueva instalación de pruebas presentada por la Autoridad de Energía Atómica del Reino Unido, UKAEA.
ELSA y la fusión nuclear
ELSA podría definirse como un banco de pruebas criogénico ubicado en el Centro Tecnológico de Fusión, localizado en el condado inglés de Yorkshire del Sur, que es capaz de trabajar a temperaturas entre 20 y 70 kelvin, lo que nos da una horquilla entre - 253 °C y - 203 °C. Su objetivo es reproducir las condiciones reales en las que funcionarán los imanes superconductores de alta temperatura que confinan el plasma dentro de un reactor de fusión.
Estos imanes son fundamentales en una máquina de fusión. Su función es mantener suspendido el plasma con enormes campos magnéticos para que no toque las paredes del reactor. Para hacerlo bien, deben conducir la electricidad casi sin pérdidas. Cuanta menos resistencia ofrecen, menos energía necesitan para funcionar, lo que reduce el gasto y acerca la fusión a un uso comercial real.
La instalación ELSA se está centrando, según la información publicada en la página web de la Autoridad de Energía Atómica del Reino Unido, en probar un componente especialmente delicado: las uniones desmontables superconductoras. Estas uniones forman parte de las bobinas del campo toroidal, el campo magnético que tiene forma de rosquilla, que rodean el plasma en un reactor tipo tokamak.
Su función es permitir que los imanes se desmonten y vuelvan a montarse con rapidez, facilitando el acceso al interior de la máquina para tareas de mantenimiento. Y es que poder intervenir en el reactor sin desmontar estructuras enteras ahorra tiempo y reduce costes. Por eso, el diseño de estas uniones es un elemento crítico del programa STEP, el gran proyecto británico para construir una central de fusión que podría entrar en funcionamiento hacia 2040.
El comunicado destaca que instalaciones como ELSA son escasas y estratégicas. Y es que permiten someter estos componentes a condiciones reales antes de que existan las centrales comerciales, reduciendo riesgos tecnológicos y afinando sus diseños. Además, el proyecto STEP podría generar unos 6.500 empleos directos cuando la planta esté plenamente operativa, además de muchos más durante su construcción.
Se sabe que el proyecto atraerá inversión en infraestructuras, transporte y formación. Desde UKAEA aseguran que STEP busca conocer qué materiales funcionan mejor en la fusión nuclear, en qué condiciones y con qué costes. Por tanto, ELSA es una pieza esencial en el engranaje. Y es que, por paradójico que parezca, para acercarse a la energía de las estrellas también hay que dominar el frío más extremo.