Rusia detonó la mayor bomba nuclear de todos los tiempos. Era 3.000 veces más potente que la de Oppenheimer
En 1961 el gobierno soviético hizo la prueba nuclear más potente jamás hecha durante la historia de la humanidad.

La actual guerra de Ucrania y las amenazas entre la OTAN y Rusia han provocado que el pánico ante un conflicto nuclear vuelva a extenderse. A lo largo de la historia se han hecho muchas pruebas nucleares. La primera de ellas fue Trinity, realizada por Robert Oppenheimer en 1945. A partir de ahí le siguieron muchas otras, la más potente fue la realizada en la URSS con la bomba Tsar (Zar).
En la década de 1950 y principios de 1960, Estados Unidos y la URSS tenían un arsenal nuclear cada vez más grande. La carrera armamentística pronto derivó en la ambición de poseer la bomba atómica más grande del planeta. El tamaño importaba, al igual que la potencia, por eso, con el paso de los años la fuerza con la que estallaban estos artefactos era cada vez mayor.
La bomba nuclear Tsar ha sido la más potente de la historia
El punto álgido de esta clase de pruebas llegó en 1961 cuando la URSS probó, el 30 de octubre a las 11.32 h para ser exactos, la bomba nuclear más grande jamás creada por el ser humano. Las autoridades le dieron el nombre de Tsar o Zar, que significaba César en alusión al nombre que habían recibido los emperadores rusos antes de la aparición de la república soviética.
Ese día, un bombardero TU-95 y su tripulación trasladaron la bomba a la bahía Mityushikha, donde desde una altura de 10.000 metros la dejó caer. Esta llevaba un paracaídas incorporado para ralentizar su caída y así poder dar tiempo a la tripulación para alejarse del lugar donde iba a hacer impacto.
Lentamente la bomba Tsar se precipitó hacia el suelo y una vez tocó tierra hizo explosión, una explosión que nunca antes se había visto en la historia de la humanidad. La fuerza resultante fue de 50 megatones, nada menos que 3.000 veces más potente que la bomba que fue lanzada contra Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945. El hongo resultante alcanzó una altura de 60 kilómetros de altura que pudo verse a una distancia de 1.000 kilómetros.
Estos datos indican la capacidad destructiva que tenía este artefacto soviético. De hecho, y siendo fieles a la historia, las autoridades soviéticas plantearon diseñar la bomba de 100 megatones. La idea se acabó desechando porque una explosión de tal tamaño hubiera acabado afectando al ecosistema global.
Después de la prueba la bomba Tsar nunca fue fabricada, pero dejó claro a todo el mundo que la URSS tenía la capacidad de producirla, incluso aún más potente. El paso de los años dejó el proyecto aparcado y nunca más se supo, aunque las imágenes grabadas de aquel día han quedado para el recuerdo de todos.