Esto de la conducción eléctrica aún nos parece algo venido del futuro para renunciar a los motores tradicionales. Nos hace falta contar con muchas nociones en lo referente a una tecnología que será el pilar del parque automovilístico mundial en unos años.
Así es. Empresas como Tesla y modelos como el Nissan Leaf o el Renault ZOE, entre otros, están dando la razón a una tecnología que eclipsará los motores de combustión. No porque se prefieran los eléctricos, más bien porque estamos hablando del agotamiento de un recurso fósil llamado petróleo.
Por ello, nos conviene saber qué hay detrás de todo lo relacionado con la conducción eléctrica. No todo se basa en saber que son silenciosos, que carecen de embrague o que tardan horas y horas en recargar sus baterías, entre otras de sus características.
Es bueno empezar, por tanto, con los modos de recarga que hay disponibles en el mercado. Existen un total de 4 y es fundamental saber cómo funciona cada uno de ellos para evitar confundirse el día de mañana.
¿Sabes qué habría que hacer si te equivocases y echases diésel en un motor que funciona con gasolina? Esto podría servir de comparativa para que veas lo importante que es saber cómo funciona cada uno de los modos.
Modo 1: El más común y el que genéricamente se encuentra en tu casa
Este sistema transfiere corriente alterna, es decir, la que generalmente circula por la instalación eléctrica de tu hogar.
Por ello, la intensidad de la electricidad se transfiere a través de un enchufe tipo Shucko, tal y como detalla el portal Electromovilidad.

De esta forma, únicamente se puede enviar una intensidad máxima de hasta 16A y una tensión inferior a 230V, la estandarizada en España.
En términos técnicos, es preciso señalar que, según el portal especializado IBIL, no se produce una comunicación directa entre el vehículo que recibe la carga y el emisor, la red doméstica que nutre la recarga.
Este sistema, poco aconsejable para recargar las baterías por el tiempo de espera, posee una alternativa que mejora los tiempos de recarga. Esta opción sería trifásica (la anterior es monofásica), pudiendo lograr una intensidad de corriente de hasta 400V.
Dado que no es muy potente la circulación de electricidad, lo más recomendable es utilizar el Modo 1 para la carga de vehículos eléctricos con bajas autonomías. Así pues, motocicletas, patinetes o bicicletas con kits eléctricos serían las mejores opciones de uso.
Modo 2: Una alternativa que induce pocos cambios respecto a la anterior
Apenas existen diferencias entre éste y el Modo 1. La apreciación más significativa es la presencia de un dispositivo que sirve para mostrar información respecto de la carga.

Según informa LuGenerGy, la recarga de baterías se realiza a través de un cable en el que el fabricante ha insertado un sistema de seguridad para evitar cualquier problema mientras permanezca enchufado.
A nivel práctico, dado que no incrementa la eficiencia, es lógico pensar que seguirán siendo los vehículos eléctricos menos potentes los más adecuados para cargar sus baterías mediante este sistema.
Modo 3: Un punto de inflexión para recargar las baterías
El objetivo de los fabricantes es poder popularizar este tipo de estaciones privadas para que los dueños de los vehículos eléctricos puedan recargar las baterías de forma sencilla y práctica.
Su mecanismo de uso es muy sencillo y consta de la utilización de una central conocida como wall-box. Esta especie de instalación de pared está provista de todo lo necesario para mostrar información respecto de la recarga y ofrecer más potencia de carga.

Como es lógico y, según detalla Electromovilidad, cuenta con una mayor protección para evitar pérdidas de eficiencia de la tecnología eléctrica de los vehículos.
Están diseñadas para entregar potencias de hasta 32A, por lo que no sería raro completar un ciclo de carga en unas 3-4 horas, la mitad que las alternativas anteriores.
Otra de las características que lo diferencian respecto a las anteriores modalidades es la disposición de unos conectores diferentes. Debido a que se manejan intensidades más potentes, los Shucko se sustituyen por otros que albergan más capacidad de transmisión, los cuales ya pudimos comprobar hace unos días.
Modo 4: La alternativa a medio plazo para estandarizar el coche eléctrico
Según el portal Recarga Coches Eléctricos, un conversor a corriente continua es el que permite una circulación de intensidades cercanas a los 400V.
Gracias a esta solución, un coche podría llegar a recargar toda la capacidad de sus baterías en tan solo 30 minutos. Sin embargo, su complejo funcionamiento se traslada al precio, haciéndolo inaccesible sin ayudas del Estado.

Actualmente, gracias al Plan Movea, dichas estaciones se subvencionan hasta con 15.000 euros, pero su coste puede ser superior.
Un conector tipo CHAdeMO, por poner un ejemplo, sería compatible con esta alternativa de carga. Lo lógico es utilizar estas soluciones en lugares accesibles para todos, pero a día de hoy, no es que existan muchas en la vía pública.
Qué podemos aprender de estos 4 modos de carga
Actualmente, debido a la infraestructura de carga, lo cierto es que podríamos estar situados en el punto de partida. Es lógico debido al escaso nivel de inversiones llevadas a cabo en España en lo referente a lo eléctrico.
Sin embargo, siguiendo el análisis que realizamos hace unos días de las estaciones de recarga en España, podemos pensar que aún queda mucho para estandarizar el cuarto modo en la geografía española.
Un buen ejemplo de esta perspectiva se observa en el número de postas que Tesla ha decidido instalar en España. El número de ellas, tal y como se puede observar en la propia página web de la compañía, es muy bajo respecto a la mayoría de países europeos.
Aún así, la senda de crecimiento es robusta por lo que en los próximos años seguiremos viendo mejoras de los accesos a la recarga de vehículos eléctricos. ¿Cuál es el objetivo?
Sin lugar a dudas, alcanzar el modo 3 como mínimo. Solo así, con periodos de carga por debajo de las 4 horas, se podrá incrementar el número de propietarios de esta tecnología a través de sus coches eléctricos.