Parecen sacados de Barbie. En la Segunda Guerra Mundial usaron camuflaje rosa y te contamos por qué
El camuflaje no es algo de la actualidad, ya en la Segunda Guerra Mundial se buscó ocultar personas y vehículos

En la Segunda Guerra Mundial los países contendientes diseñaron todo tipo de tecnología para superar al enemigo y preservar la vida de sus soldados. Los alemanes diseñaron terribles ametralladoras y tanques gigantescos como el Tiger. Los Aliados fueron los precursores de las mini motos y de un espionaje increíble. También fueron los que idearon el camuflaje más extraño de la guerra: era de color rosa.
De la última guerra mundial tenemos multitud de anécdotas y hechos curiosos. Lo que más nos suena de este conflicto son los míticos carros de combate, pero hay más cosas menos conocidas. Una de ellas es el camuflaje rosa que utilizaron los británicos en algunos de sus vehículos militares. Sí, como lo estás leyendo, aviones de color rosa que parecen sacados de la película Barbie.
El color rosa tenía un objetivo muy concreto a ciertas horas del día
A lo largo de la sangrienta lucha, y como decíamos, los expertos armamentísticos barajaron todas las posibilidades habidas y por haber para superar al enemigo. No es para menos, ya que había mucho por hacer para ganar la guerra. Las batallas eran una cosa, pero el sacar información al adversario era igual de importante, también el fabricar y tener una industria potente.
En cuanto a la recopilación de información, tanto unos como otros utilizaron los aviones para espiar desde el aire. Esto no era algo raro, de hecho, era habitual desde antes de la Primera Guerra Mundial allá por 1914. Los aviones, equipados con cámaras fotográficas, permitían extraer imágenes de las instalaciones que tenían los contrarios.
Seguro que en alguna película bélica habéis visto una escena en la que un grupo de oficiales estudia encima de la mesa una serie de fotografías en blanco y negro, pues bien, esas fotos provienen del reconocimiento aéreo. No obstante, no eran fáciles de conseguir, también era muy peligroso para el piloto que se dedicaba a esta labor.
Debido a esa peligrosidad de sacar fotos del territorio enemigo, los ingenieros británicos buscaron soluciones y una de las primeras que se les ocurrió fue el mejorar el camuflaje de los aviones. Se probaron diferentes tonalidades y una de ellas fue el color rosa. Alguno puede pensar que era una locura y que el rosa se ve a kilómetros, y tiene razón, pero la cosa era más compleja de lo que parece.

Supermarine Spitfire pintado con camuflaje rosa. Este avión fue un icono de la última gran guerra
Tal y como se señala en The Mighty, el color rosa se escogió pensando en las misiones que se realizaban al amanecer y al atardecer. Esos dos momentos del día en las que la oscuridad y la luz dan un tono rojizo al cielo. Un tono que en las nubes muchas veces se ve reflejado en un color rosado. Aquí está la explicación de que los británicos pintaran algunos de sus aviones de rosa.
El piloto que iba en misión de reconocimiento con su caza Spitfire esperaba volver a casa para contarlo y traer consigo una valiosa información. Al ser algo que se hacía en el amanecer o el atardecer, si veía aviones enemigos podía volar y ocultarse entre las nubes más fácilmente. Al menos esa era la idea.
El experimento no tuvo continuidad después de la guerra. Los aviones rosas sacados de Barbie desaparecieron. Al fin y al cabo, nuevas formas de extraer información aparecieron con el fin de la guerra. Aviones espías que volaban a gran altitud y satélites que orbitaban alrededor de la Tierra eran el futuro.