Donald Trump se lanza a por las empresas de computación cuántica: las quiere tener bajo su control
Estados Unidos intensifica su intervención en tecnologías críticas con la mirada puesta en el próximo salto informático de nuestra era
La Casa Blanca ha dado un paso que marca un antes y un después en la relación entre el gobierno y las empresas de vanguardia. La administración de Donald Trump mantiene conversaciones con varias compañías de computación cuántica para tomar participaciones accionariales a cambio de financiación pública. El mensaje es simple y directo: si quieres el dinero de los contribuyentes para tus proyectos de riesgo, yo quiero una parte de los beneficios cuando esas apuestas despeguen.
Donald Trump invierte en computación cuántica
Entre las compañías que encabezan la lista de entidades en conversaciones con el Departamento de Comercio podemos destacar a IonQ, Rigetti Computing y D-Wave Quantum, aunque otras como Quantum Computing Inc. y Atom Computing también estudian discutir acuerdos similares. Según fuentes consultadas con The Wall Street Journal, cada empresa recibiría alrededor 8,6 millones de euros.
Quizás, la cifra te parece modesta en un sector que exige miles de millones en inversión, pero representa un primer movimiento oficial de apoyo hacia la computación cuántica, una disciplina que promete transformar la economía, por parte del ejecutivo estadounidense. Anteriormente, el gobierno acordó convertir en acciones cerca de 7.700 millones de euros en subvenciones previamente otorgadas a Intel, lo que lo situará como su mayor accionista, con un 10% del capital.
También se han cerrado operaciones con productores de materiales estratégicos, como tierras raras, en las que el gobierno ha obtenido un derecho especial, conocido como warrant, que le permite comprar acciones en el futuro a un precio ya pactado anteriormente. Pero, ¿por qué invertir en la computación cuántica? Muchos expertos aseguran que su despegue podría revolucionar desde el descubrimiento de fármacos hasta la creación de nuevos materiales y procesos químicos.
Google ya anunció esta semana su procesador Willow, que puede resolver ciertos problemas 13.000 veces más rápido que Frontier, el superordenador más veloz del mundo. Se sabe que el vicesecretario de Comercio, Paul Dabbar, exejecutivo del sector cuántico, es una de las cabezas visibles de las negociaciones. Y no solo se están hablando de acciones, sino también de licencias de propiedad intelectual, cánones o reparto de ingresos futuros.
Estamos ante un modelo de intervención del estado más profundo de lo habitual. Donald Trump no quiere limitarse a entregar cheques y dinero, sino que busca ser un socio más de empresas que podrían marcar el destino del país en las próximas décadas. ¿Será la computación cuántica solo una rama más de la ciencia o también una nueva manera de entender el capitalismo?