Este innovador implante es una revolución para las lesiones medulares: podría restaurar la movilidad

Al finalizar el experimento, no se observaron signos de inflamación ni rechazo en los tejidos en contacto con los electrodos

Este innovador implante es una revolución para las lesiones medulares: podría restaurar la movilidad
Si bien los implantes subdurales son más invasivos, ofrecen importantes ventajas en términos de eficacia y seguridad
Publicado en Tecnología

Sufrir una lesión medular es algo muy serio. Dependiendo de la localización y gravedad, podría tener consecuencias muy graves: desde pérdida total o parcial de la sensibilidad táctil hasta tetraplejia (pérdida de movimiento en brazos y piernas, cuando la lesión es cervical) o paraplejia (pérdida de movimiento solo en piernas y parte inferior del cuerpo, si la lesión es torácica, lumbar o sacra), pasando por disfunción vesical (incontinencia urinaria), dificultades para regular la presión arterial y problemas de sudoración y control térmico, entre otras.

El problema de las lesiones medulares es que la médula espinal, que es la parte afectada, no se regenera tan fácilmente como otros tejidos. Si bien hay casos en los que es posible una recuperación parcial o bastante significativa (sobre todo si la lesión es incompleta y se conserva algo de función sensitiva o motora), hay muchos factores influyentes y, por desgracia, no siempre es posible.

Algunas personas que han sufrido una lesión de médula espinal pueden realizar progresos a través de rehabilitación, pero muchas no tienen esa «suerte». Al menos, de momento, ya que se ha desarrollado un implante ultrafino que ha mejorado significativamente la recuperación motora y sensorial en ratas con lesiones de médula espinal torácica.

Las lesiones medulares incompletas podrían ser «menos graves» con este revolucionario implante

Se está investigando activamente para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con lesiones medulares. Aunque la mayoría está en fase experimental, algunos estudios prometedores utilizan células madre o implantes neuroelectrónicos para devolver la capacidad de caminar con asistencia en lesiones incompletas.

Un reciente estudio publicado en Nature Communications presenta una prometedora innovación para el tratamiento de lesiones de médula espinal. Un grupo de científicos de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) y la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia) ha desarrollado un implante ultrafino que, mediante la aplicación diaria de campos eléctricos, mejoró significativamente la recuperación motora y sensorial en ratas con lesiones de médula espinal torácica.

Las lesiones medulares interrumpen la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, lo que provoca la pérdida de movimiento, sensibilidad e incluso funciones autónomas, como hemos comentado anteriormente, el control de la vejiga. Si bien no existe una cura definitiva, la electroestimulación parece ser una de las técnicas más prometedoras, aunque la corrosión de los electrodos metálicos y la dificultad para acceder a zonas profundas de la médula espinal impiden investigarla a fondo.

El nuevo método propuesto por los investigadores utiliza un implante de película muy delgada equipado con electrodos de óxido de iridio (SIROF), colocado directamente debajo de la duramadre (capa exterior de tejido fuerte que cubre la médula espinal y que se encuentra más cerca del cráneo). Esta posición subdural permite que el campo eléctrico penetre con mayor eficacia en el tejido nervioso, incluso con corrientes de baja intensidad, reduciendo así el riesgo de daño y la mejora de la estimulación.

Hace unos meses, investigadores chinos desarrollaron un implante cerebroespinal capaz de restaurar la función nerviosa. Lograron que cuatro pacientes paralizados recuperaran el control de sus piernas tan solo horas después de someterse a una cirugía mínimamente invasiva. En solo 24 horas, los pacientes volvieron a mover las piernas. En cuestión de semanas, pudieron caminar de forma independiente. Un gran avance respecto a Neuralink de Elon Musk.

Las pruebas se realizaron en ratas con lesión controlada entre los segmentos L1 y L2 de la médula espinal. Recibieron sesiones diarias de una hora de estimulación eléctrica con pulsos de 250 milisegundos a 2 hercios. A partir de la cuarta semana, las ratas tratadas superaron a las no tratadas en las pruebas de función motora. Para la semana 12, todas las ratas obtuvieron una puntuación superior a 14 en la escala BBB, lo que indica un movimiento coordinado entre las extremidades delanteras y traseras.

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