Muy poca gente lo sabe, pero hay una babosa rosa gigante gracias a un volcán
¿Una babosa de más de 20 centímetros de color rosa chillón lleva millones de años entre nosotros y no nos habíamos dado cuenta? ¡Ver para creer!

Aunque nos pueda parecer que ya hemos descubierto todo lo que había que descubrir en la Tierra, la naturaleza sigue su curso y de vez en cuando nos deja con la boca abierta con nuevas especies como los cocodrilos naranjas que nadan en caca de murciélago o esta extraordinaria babosa rosa que procede de un volcán. Desde luego, el futuro de la fauna es incierto, pero una cosa parece clara: será muy colorido.
Pero volvamos a esta discreta babosa. Como explica el National Geographic, es enorme (20 centímetros de largo), húmeda, solo se encuentra en las montañas de Australia y es de color rosa neón. Su nombre real es Triboniophorus aff. graeffei, aunque nosotros sugerimos el nombre de "lavosa", mucho más coloquial para el gran público y acertado teniendo en cuenta la razón de su existencia.
Ya se sabía que existía una babosa de color rosa brillante en el Monte Kaputar, pero se creía que era una variedad de la babosa del triángulo rojo común, una especie bastante prolífica a lo largo de la costa este de Australia. La última investigación desmiente esta hipótesis, considerando a esta babosa rosa gigante como una especie propia.
Australia ofrece uno de los ecosistemas más vivos y salvajes que podemos encontrar en el planeta y de nuevo Oceanía nos ha sorprendido con una nueva muestra más.
Michael Murphy, guardabosques del Servicio Nacional de Parques Nacionales y Vida Silvestre de Australia, lo explica:
Un estudio reciente sobre su genética y morfología evidencia que esta especie es única y endémica del Monte Kaputar. No se encuentra en ningún otro lugar de Australia ni del planeta.
Hasta ahora no se había estudiado porque el número de malacólogos (investigadores de moluscos) presentes en Australia es muy inferior al de especies de este reino y por supuesto, a otros especialistas, como los que centran sus investigaciones en la Gran Barrera de coral o en los koalas. No obstante, tras el hallazgo, se han iniciado los procedimientos para una investigación a fondo y el gobierno oceánico ya ha declarado la especie como protegida, al encontrarse en una zona ecológica en peligro.
La babosa rosa gigante, un capricho de la evolución
Hace decenas de millones de años, Australia era parte de un continente mucho mayor conocido como Gondwana, que aglutinaba áreas como Australia, Papua Nueva Guinea, India y partes de África y Sudamérica. Este enorme continente estaba cubierto por selvas tropicales similares a las que aún persisten en Papua Nueva Guinea. El resto perdió su frondosa vegetación progresivamente.
Pero una erupción volcánica acaecida hace 17 millones de años en el Monte Kaputar mantuvo un área pequeña (de unos 10 km[sup]2[/sup]) exuberante y húmeda, a pesar de que gran parte del resto de Australia se convirtió en desierto. Esta desertización provocó que muchas especies se congregaran en torno a esta pequeña superficie de terreno, transformándola en un refugio natural.

La babosa rosa gigante australiana supera los 20 centímetros de longitud. National Geographic
Un concepto básico dentro de la biología es el de la selección natural de Darwin, según el cual una babosa de un color tan llamativo tendría los días contados. Y es que tiene todas las papeletas para ser un manjar: es enorme, se mueve despacio y su color llama la atención a distancia, ¿o no? Pues no.
Murphy tiene una hipótesis, y es que la naturaleza es sabia, por eso las babosas rosas gigantes viven en lechos de hojas de eucalipto caídas, lo que les sirve de camuflaje para pasar desapercibidas. Aunque al mismo tiempo, Murphy especula con que quizás sean un mero capricho evolutivo:
Las babosas pasan mucho tiempo en los troncos de los árboles, alejadas de las hojas caídas, así que quizás su color sea un capricho de la evolución. Creo que si vives aislado del mundo, en la cima de una montaña, puedes ser del color que te dé la gana.
Todos los animales tienen su función, de ahí que las extinciones tengan efectos inesperados en cadena en un ecosistema y las babosas rosas gigantes no iban a ser una excepción. De hecho, una de sus labores es reciclar restos de plantas. Y es que aunque los mamíferos y las aves capten nuestra atención, le debemos mucho al reino de los invertebrados.
El guardabosques prosigue con su declaración de amor a esta especie al Servicio de radiodifusión australiano:
Soy un ferviente admirador de los invertebrados. La gente se centra en los pájaros y mamíferos, que son tan monos como los koalas. Pero tras las bambalinas, son los invertebrados los que sostienen los ecosistemas.
Si te gustan los animales, tienes que apuntar Australia en general y el Monte Kaputar en tu agenda de viajes, porque en este recóndito lugar del mundo también habitan especies como el caracol peludo y el caracol canibal.
Y además, comprometerte a visitarlo rápido, porque el cambio climático está aumentando las temperaturas de este paraíso para la fauna de manera fatal: solo un par de grados más podrían provocar la muerte de muchas de estas especies. El gobierno australiano ya ha lanzado un programa de protección ambiental, pero servirá de poco si el resto de habitantes del planeta no tomamos cartas en el asunto.