Parece hormigón, puede construirse con él y es ecológico. El secreto de este resistente material está en la masa: lleva orina humana

¿No te parecería increíble poder levantar una casa a partir del simple hecho de tirar de una cadena?

Parece hormigón, puede construirse con él y es ecológico. El secreto de este resistente material está en la masa: lleva orina humana
El reciclaje de la orina parece ser clave para una futura generación de hormigón
Publicado en Ciencia

Una nueva generación de hormigón promete cambiar el futuro de la construcción. Recientemente, un artículo publicado en la revista npj Materials Sustainability nos ha explicado cómo un grupo de investigadores de la Universidad de Stuttgart ha conseguido fabricar un biohormigón a partir de orina humana. Si estamos ante la puerta de una arquitectura más sostenible es algo que aún está por ver.

Hormigón con orina: la revolución que desde el váter

El hormigón es el pan de cada día en las construcciones, aunque tiene un aspecto muy negativo. Las 4.000 millones de toneladas que se fabrican al año, generan una gran cantidad de emisiones de dióxido de carbono, además de consumir enormes dosis de energía. Lucio Blandini, profesor del Instituto de Estructuras Ligeras de Stuttgart, afirma en el comunicado publicado por la institución alemana que "el cemento convencional se suele cocer a temperaturas de alrededor de 1.450 grados". Casi como tener un volcán encendido continuamente.

Este es el biohormigón generado a partir de orina

Este es el biohormigón generado a partir de orina

La alternativa propuesta no solo es biodegradable, sino que se nutre de residuos. Este nuevo biohormigón se produce mediante un proceso conocido como biomineralización, en el que las bacterias desatan una reacción química en una mezcla de arena y orina enriquecida con calcio. Como resultado, se obtienen cristales de carbonato cálcico que solidifican la mezcla como si fuese piedra natural. Maiia Smirnova, investigadora del proyecto, asegura:

Al final del proceso, se produce un sólido químicamente similar a la arenisca calcárea natural. Dependiendo del molde, se pueden crear elementos de diversas formas y tamaños, con una profundidad máxima actual de 15 centímetros.

Evidentemente, 15 centímetros no dan para construir ningún tipo de edificio, pero el proyecto contnúa adelante. Utilizando urea técnica, similar a la orina químicamente, pero de procedencia sintética, se han alcanzado resistencias de 50 megapascales, suficientes para construir edificios de dos o tres plantas. Eso sí, con orina humana, la resistencia únicamente llega a los 5 Mpa.

Sin embargo, no solo estamos hablando de materiales, sino también de economía circular. La orina reciclada no solo puede ser utilizada para fabricar ladrillos, sino que también puede servir para generar fertilizantes para la industria agrícola. De hecho, ya existe un proyecto piloto en el aeropuerto de Stuttgart, donde se recolecta la orina de los pasajeros para fabricar bloques de construcción y abono.

En la segunda fase del estudio, que está siendo financiada por el Ministerio de Ciencia, se quiere refinar este proceso. Se busca encontrar los componentes de la orina que inhiben a las bacterias, una mejora de la resistencia y si este biohormigón es capaz de resistir la lluvia, el frío y el paso del tiempo. Y es que tirar de la cadena, puede ser el primer paso para construir edificios en el futuro.

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