El dolor de cuello al conducir: por qué aparece y cómo evitarlo
El dolor en el cuello, las cervicales o la espalda alta viene provocado por una mala postura del cuerpo a la hora de conducir

Cuando nos disponemos a realizar un viaje donde nos va a tocar conducir durante un tiempo prolongado hemos de ser conscientes de numerosas cosas: cómo de preparados estamos para ello, el estado de salud y de sueño en el que nos encontramos, las paradas que vamos a realizar, etc. Y aun así, es probable que teniendo absolutamente todo perfectamente medido y calculado, cuando nos dispongamos a conducir, surja algún tipo de imprevisto.
Y es que, por ejemplo, una mala postura en el asiento puede provocar un dolor en los pies que desemboque en tener que parar el coche porque no aguantamos más el dolor... o incluso un insoportable dolor de cuello. Es por ello que en este artículo vamos a repasar por qué nos duele el cuello al conducir, cómo se manifiesta este dolor y qué podemos hacer para evitarlo.
- ¿Por qué aparece el dolor de cuello?
- Principales factores que alteran nuestra postura al conducir
- Consejos para evitar la aparición de dolores cuando conducimos
¿Por qué aparece el dolor de cuello?
El por qué de la aparición del dolor de cuello, cervicales, hombros y demás extremidades superiores cuando nos encontramos al volante pueden ser un compendio de numerosas razones, pero todas coinciden en dos puntos: pasar mucho tiempo al volante y una mala postura.
Es frecuente, por lo tanto, observar este tipo de dolores musculares en camioneros, conductores profesionales, autobuseros o taxistas, que son quienes más tiempo pasan sentados al volante.
Las verdaderas razones por las que aparecen este tipo de dolencias pueden venir delimitadas por diferentes motivos ajenos a la conducción, como por ejemplo algún tipo de patología previa del conductor, pero lo más frecuente es que este tipo de dolores se manifiesten como consecuencia de una mala postura al conducir.
Una mala postura del cuerpo al conducir: el detonante
Cuando nos disponemos a realizar un trayecto de larga duración o, por el contrario, vamos a estar una gran cantidad de horas conduciendo, es clave situar el asiento -y por tanto nuestro cuerpo- de una manera correcta respecto del volante y de los pedales, ya que de lo contrario, podrían aparecer problemas como los que estamos comentando.
Si la posición del cuerpo no es la ideal ni tampoco la más cómoda para la conducción, una de las partes que más sufrirá de nuestro cuerpo es, precisamente, la del cuello y las cervicales.
Esto se debe a que, por norma general, al situar los brazos de manera extendida para agarrar el volante, la zona del trapecio muscular, el cuello y las cervicales se encuentran en tensión. Es por ello que si esta tensión se prolonga en el tiempo podamos llegar a sufrir tirones o agarrotamientos durante la conducción y que pueden acabar derivando en problemas de salud mucho más severos.
Colocar correctamente nuestra cabeza, súper importante
Al ser partes del cuerpo tan sumamente móviles y blandas, son a su vez las partes que más sufren durante la conducción, por lo que deberemos de tener especial cuidado a la hora de situar nuestro asiento respecto del volante... y también el reposacabezas.
Y es que el dolor de cuello y cervicales, además de por la tensión de las extremidades superiores, puede ser provocado por una postura incorrecta de nuestra cabeza a la hora de conducir.

Colocar el asiento de la manera ideal favorecerá la postura de nuestros brazos y piernas a la hora de conducir
Si durante un tiempo prolongado conducimos con la cabeza separada del lugar donde debería de estar apoyada es bastante probable que hayamos sometido a nuestro cuello, concretamente a la parte alta del mismo y a las cervicales a un sobreesfuerzo que puede provocarnos mareos, fatiga ocular y hasta hacernos perder el conocimiento.
Lo mismo sucede si mantenemos nuestra cabeza apoyada en todo momento pero de una manera incorrecta, pues si para mantener nuestra cabeza apoyada al reposacabezas va a significar tener que conducir con nuestra cabeza inclinada, lo más seguro es que finalicemos nuestro viaje con un dolor espantoso en el cuello, con tortícolis, con inflamación muscular o hasta con una cérvicobraquialgia.
Principales factores que alteran nuestra postura al conducir
Tal y como hemos podido observar, nuestra postura al conducir es clave a la par que determinante si no queremos tener imprevistos al volante como tirones, agarrotamientos o similar. Es por ello que en este apartado vamos a tratar de pormenorizar cuáles son los principales factores que nos hacen alterar nuestra postura al conducir.
Colocar el asiento muy cerca del volante
Esto provoca dolores intensos de espalda, ya que la postura de nuestro cuerpo no será para nada ideal debido a cómo nos tendremos que posicionar para poder conducir 'de la mejor manera posible'. Además puede generar serios problemas en la columna y en la cabeza en caso de accidente.
Reclinar demasiado el respaldo del asiento
Pues conducir prácticamente tumbados nos incitará a 'estirar' el cuello para poder observar la carretera, y aun así tendríamos dificultades para observar todos los imprevistos y condicionantes de la vía. Esto aumenta considerablemente el dolor de espalda y cuello a partes iguales.
Colocar el asiento muy lejos del volante
El caso totalmente contrario al detallado al principio, pues en vez de dolernos la espalda porque nos encontramos muy cerca, la carga a la que se verán exigidos nuestros brazos y nuestras cervicales será excesiva, ya que estarán siendo estirados en exceso para poder llegar al volante. Además, de esta manera se genera una sobretensión en las articulaciones de los hombros y las muñecas, llegando a causar tendinitis severa.
Consejos para evitar la aparición de dolores cuando conducimos
Para evitar la aparición del dolor de cuello, de las cervicales o incluso de otras extremidades de nuestro cuerpo generadas por un exceso de tensión, ofrecemos una serie de consejos que podrían ser útiles a la hora de preparar y prevenir un viaje o una experiencia de varias horas al volante.
La ubicación del asiento
Colocar el asiento con una inclinación de 15 a 25 grados hacia atrás -aunque siempre dependerá de la altura y de la fisionomía del conductor- y que éste nos permita tener las piernas ubicadas de tal manera que no estén completamente flexionadas cuando accionemos los pedales ni completamente erguidas.
Lo mismo sucede con los brazos, pues no deberán de estar completamente estirados cuando coloquemos nuestras palmas de las manos sobre el volante, ya que de lo contrario no podremos maniobrar correctamente.
Realizar estiramientos si se puede
Si conducimos por ciudad hemos de aprovechar en los semáforos o en cualquier parada o estacionamiento a realizar estiramientos en nuestros hombros, muñecas y cuello, haciendo que estos se muevan y roten en todas direcciones para evitar su agarrotamiento.
Realizar pausas periódicas
Siempre y cuando sea posible, y es que es recomendable realizar pausas periódicas en carretera tanto para estirar las piernas como para despejarse o evitar la aparición del sueño. Como hemos repetido en más de una ocasión, las paradas han de ser de mínimo 15 minutos y realizarlas con una frecuencia de cada dos horas de viaje, aunque se recomienda hacerlas siempre y cuando el conductor lo necesite.